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#55 Marzo

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Sandro

El año comenzó con una sacudida emocional: el 4 de enero murió Sandro. El primer número del 2010 de esta publicación no podía llevar en su portada a otro artista. Sandro fue un gigante, en el estudio y el escenario. Una extensa producción a cargo de Pablo S. Alonso recogió los testimonios de distintos colaboradores del Gitano en su diversas etapas. El resultado fue un jugoso per l de unos de los artistas más populares de este país.

Adalberto Cevasco

Bajista del Black Combo, conjunto de rock & roll y soul con el que Sandro reemplazó a Los De Fuegoen estudios y, principalmente, en vivo.

“Roberto cumplía a rajatabla con el dicho que dice para ganar hay que invertir. Él compraba equipos e instrumentos. El primer bajo que usé con él era uno sueco marca Edmogn o algo así. Luego fue un italiano Eko, pero lo que más disfrutaba era cuando Miguelito Fender (Miguel Monti, músico de La Cueva) me prestaba su Fender Precision, en el país había tres y uno lo usaba yo, hasta que más tarde pude comprarme el mío.”

Ricardo Lew

Uno de los principales guitarristas de Sandro en estudios desde la segunda mitad de los ‘60 hasta comienzos de los ‘80. También lo acompañó en vivo en 1969 y 1970 y realizó arreglos para dos LPs de nales de los ‘70. A él le pertenecen el banjo de ‘Tiempo feliz’ (1969), el Cry Baby en la versión ‘71 de ‘Hay mucha agitación’ o los yeites country tocados en Telecaster de “Carolina en mi piel” (1972).

“Con la guitarra él hacía ritmo bastante bien, creo que grabó en algunas cosas country, posiblemente ‘Hey Hey’ (una foto de Sandro y Ricardo Lew trabajando el tema en guitarras frente a Héctor Techeiro está incluida en el sobre del LP Sandro de 1969). Roberto tenía unas violas de la putísima madre: una Strato del ‘57, una Telecaster maravillosa y, una Gibson Barney Kessel, la única que yo haya visto por acá, que tiene dos cuernitos en punta como la SG, pero con un cuerpo grande con dos micrófonos, para jazz; una viola discontinuada que hoy debe valer un disparate. Por ahí, él venía a la sesión con las violas que le parecían más apropiadas. Para una grabación Sandro había traído dos guitarras, una acústica americana Harmony, de seis cuerdas, que me la dio a mí, y una Eko de doce. De repente, el técnico le dice desde la cabina ‘Che Roberto, ¿vos sabés que hoy (era un 13 de septiembre de 1973) hace exactamente diez años que grabaste tu primer disco?’ ‘¿En serio?’ ‘Sí, diez años exactos’. Entonces -Roberto, siempre era así- le dice al secretario ‘Andá a comprar champagne, vamos a brindar’. Eran las nueve de la mañana (se ríe). Estaba muy contento y me dice ‘Te regalo la viola’. Y yo, ‘Roberto, dejáte de joder, ¿cómo me vas a regalar una guitarra?’. ‘No, que te la regalo’. Y me la tuve que llevar. Cosa que agradezco, todavía la tengo.”

Jorge López Ruiz

Comenzó arreglando, en 1967, cuatro temas para el notable álbum Beat latino para, a partir del siguiente LP, Quiero llenarme de ti (Vibración y ritmo) (1968, cuyo tema título había ganado el Primer Festival Buenos Aires de la Canción el año anterior), convertirse en el arreglador y director musical de Sandro hasta ser reemplazado a mediados de 1970 por Jorge Leone. Durante esos años, Sandro dejó de ser un fenómeno nacional para convertirse en Sandro de América. Exceptuando composiciones como “Dame el fuego de tu amor” o “Mi amigo el puma”, la mayor parte del repertorio masivamente conocido del Gitano proviene de este período.

“Sandro no era un gran cantante, como tampoco lo fueron Palito, Favio, o Leo Dan, lo que pasa es que era un showman directamente descomunal. Yo, que en mi vida he trabajado con grandes showmen de todo el mundo, pocas veces vi arriba de un escenario alguien como él. Y tenía un ángel muy particular, entonces cada vez que abría la boca vendía como loco porque transmitía de una manera que no se puede aprender. El ídolo nace ídolo y lo sabe, y eso no se puede fabricar. Si vos querés hacer cantar a un cantante de una forma que él no siente, perdiste, no va a funcionar de ninguna manera.”

Osar Giménez

Desde 1978 y hasta 1988, participó como ingeniero en la mayoría de proyectos discográ cos de Sandro en los estudios de CBS, Music Hall, y en Temple, sito en Beruti 251, Ban eld, hogar de Roberto Sánchez.

“Yo rescato lo humano por sobre todo el resto. Sus espectáculos tenían en el contrato una cláusula que decía que, dos horas después de terminado el show, tenía que haber un lugar para que cenara todo el equipo. Él reparaba en que estuvieran todos; hasta que no estaba el último plomo, no se servía la mesa. No conozco otro tipo, al menos en la Argentina, que haya hecho eso. Para él eran tan importantes los plomos como cualquiera de sus músicos. Y el cuidado que tenía para con sus músicos, su preocupación para que mejoraran, los conocieran, se destacaran... Un tipo más capo y más humano que él, en el trato con su gente, la verdad que no conocí.”

Rubén Aguilera

En sus roles de arreglador, productor, multiinstrumentista y ocasional co-autor, fue el principal socio artístico de Sandro durante los años ‘80. Juntos cranearon uno de los mejores discos de la carrera del Gitano: Vengo a ocupar mi lugar (grabado en 1983 y editado en 1984, hoy descatalogado) en el que el tándem Sánchez-Aguilera dialoga de manera creativa con las nuevas tecnologías de la década sin traicionar la esencia del cantante. En 2001, Sandro le regaló su Strato ‘57 a Jon, hijo de Aguilera y también músico.

“En la parte de instrumentos Roberto fue siempre un loco al que le gustaba tener todo a mano, y siempre lo mejor. Todas las locuras que se nos ocurrían las probábamos. Trajimos la primer Lynn Drum al país y el primer sequencer Roland, y nos matamos develando sus misterios. Algunas veces los alquilábamos a otros músicos ya que eran una novedad y carísimos. Recuerdo una grabación del sequencer con La Torre y otra que nos pidieron la Lynn para el primer disco de Soda Stereo, pero no había quién pagara, así que no se la alquilamos.”

Sebastián Giunta

Desde mediados de los ‘80 se desempeñó como pianista y arreglador en la mayoría de los shows de Sandro. También participó en grabaciones de estudio, especialmente en las últimas, donde la banda básica era la misma de sus recitales.

“Muchos de sus músicos han pertenecido al ambiente del jazz. Era un fanático de Django Reinhardt. También admiraba a músicos como el Mono Villegas, Baby López Furst, Walter y Javier Malosetti, Jorge Navarro, mi hermano Oscar, mi sobrino Oscarcito, y muchísimos más. No le gustaban tanto los pianistas virtuosos sino los expresivos tipo Bill Evans. Siempre que iba a Clásica y Moderna a escuchar a Baby o a Navarro decía que el piano que había ahí era un desastre, entonces les regaló uno de sus pianos de media cola. También le gustaba mucho la música étnica. Decía que no hay ni mala ni buena música sino bien tocada o mal tocada, y es cierto.”

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Pedro Aznar

En 1991 Pedro Aznar y Charly García convocaron a Sandro para grabar “Rompan todo” (original de Los Shakers) en Tango IV. Se trata del último registro rockero en estudios del Elvis argentino quien, casi cerrando el círculo, canta en el fade un fragmento de ‘Hay mucha agitación’, el tema emblemático de Los De Fuego.

“Charly había tocado con él, en el Hotel Hermitage de Mar del Plata, y se habían hecho amigos. Cuando juntamos la idea de invitarlo a Sandro con la de hacer una versión de ‘Rompan todo’ nos entusiasmamos como chicos: tanto Charly como yo somos fans de Los Shakers, y grabar con Roberto -y volver a escucharlo cantar rock- era una idea excitante. Todo se grabó en mi casa. El estuvo unas cinco o seis horas con nosotros, pero la grabación no debe haber tomado más de dos; el resto fue para contar anécdotas y recordar temas de Fats Domino, Little Richard y viejos blues al piano. Al día siguiente armé un compuesto combinando los mejores momentos de unas cinco o seis tomas. Todo eso está en video, incluyendo parte de la jam. Era una delicia quedarse charlando con él, un tipo con un carisma, una simpatía y una generosidad enormes.”

Spinetta y las Bandas Eternas

Un concierto de casi 5 horas con Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade, Fito Páez, Charly García, Mono Fontana, Juanse, entre muchos otros músicos vinculados a Luis Alberto. No fue el sueño afiebrado de un fan spinettiano. Ocurrió. Cuatro meses más tarde en esta revista seguíamos hablando de eso con los protagonistas.

Machi Rufino (Bajista de Invisible)

“Lo más fuerte de la noche del 4 de diciembre fueron las emociones, y eso no sucedió sólo por los reencuentros y la música. Cada uno de los que participamos debe haber sentido cosas parecidas (y también diferentes): por ejemplo, que mi hijo Juan Pablo que es músico (bajista) me haya podido ver y escuchar con Invisible habiendo nacido años después de la separación de la banda (y siendo como es fanático de la música de Spinetta). Fue algo tan fuerte que pensé: si me llaman de arriba yo ya estoy hecho...”.

Rodolfo García (Baterista de Almendra)

“Creo predominó una emoción muy fuerte durante todo el concierto. Durante el tiempo previo a subir con Almendra estuve en el escenario, al lado de la mesa de monitoreo junto a otros músicos, y el clima silencioso y de respeto que se vivía allí no lo viví antes en ningún otro festival. Ni hablar del momento de tocar con Almendra. Necesité varios días para ‘bajar’ de ese limbo. Luego de un tiempo, empecé a tener verdadera noción de lo que signi có el encuentro para la gente a través de comentarios de todo tipo que recibo permanentemente por la calle.”

Carlos Cutaia (Tecladista de Pescado Rabioso)

“Desde el día que me llamó Luis para comunicarme la idea del recital sentí, además de la sorpresa, una intuición muy positiva que, con el correr del tiempo, reuniones, ensayos y encuentros, se iba con rmando y creciendo. Fue como entrar en un campo de energía positiva. Todo era sí. Y eso me envolvió y nutrió, haciendo muy fácil y placentero el camino de la concreción. El día del recital fue la culminación, y estar en el costado del escenario o en el camarín con los músicos, hizo crecer en mí una sensación de felicidad y emoción que llegó a lo máximo en el momento de tocar con Pescado Rabioso. La sensación que todavía tengo conserva en mi espíritu la alegría y ese privilegio de haber participado en un concierto histórico genial.”

Black Amaya (Baterista de Pescado Rabioso)

“Antes de subir a tocar sentía los nervios de un principiante pero estaba feliz de volver con Pescado, era cumplir mi sueño desde que nos separamos en el 73. Sentía la responsabilidad de tocar bien, de no equivocarme o irme de tiempo. Era la esta de Luis y Pescado era una de las bandas más esperadas, sabía que muchos jóvenes nos querían ver y escuchar y se iban a llevar un gran recuerdo. Momentos antes de subir al escenario estábamos todos juntos con Luis, nos deseamos suerte ¡aunque yo temblaba! Pero sabía que después del segundo tema todo se acomodaría. Pude ver las caras de mis compañeros sonrientes, sentí mucho amor hacia ellos, no podía creer que estábamos tocando. Fue una emoción enorme de vivir ese momento, traté de ver al público pero eran tantos que no vi nada. Estuve colgado con estas vivencias varias semanas.”

Claudio Cardone (Tecladista de la banda actual de Spinetta)

“Es muy difícil de explicar con palabras lo que se sintió en Vélez. Calculá que yo, de ser un fan de Luis desde hace muchos años, de repente me veo involucrado en semejante evento. Rodeado de gran parte de lo mejor del rock de este país, y encima compartiendo escenario con prácticamente todos los tecladistas que han sido mis maestros. Mucha emoción, recuerdos, una alegría muy particular. Pero sinceramente, lo que me pone más contento es el reconocimiento hacia la música de Spinetta, hacia una trayectoria musical inédita en un montón de aspectos. Y, al margen, creo que en momentos de tanta mediocridad musical hacía mucha falta un evento de estas características.”

David Lebón (Bajista de Pescado Rabioso)

“Fue volver a estar en casa o en Arribeños, con los chicos, creando, soñando y amando lo difícil. Me siento pleno porque fue realmente una sorpresa. Yo sabía que se le iba a regalar algo a Luis, pero no sabía que nosotros también íbamos a recibir tanto. Qué hermoso e interminable sueño.”

Nerina Nicotra (Bajista de la actual banda de Spinetta)

“Siento mucha alegría y emoción de tener el privilegio de acompañar a Luis en ese gran concierto, fue como abrir una puerta gigante y decir bueno, acá va. Hacía muchos meses, aproximadamente el 9 de abril (de 2009), que Luis nos había presentado la idea. Nos estuvimos preparando energética y emocionalmente como grupo, me re ero a la banda con él incluido. Además de un entrenamiento musical y de los shows que hicimos durante el año, ir de la mano de Luis en algo así, único para él también, te lleva sin duda a un compromiso espiritual muy grande”.

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