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Andrés Calamaro: Salmón en caja

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Quisiera preguntarte por tu formación musical y tal vez sobre el aprendizaje de aquello que habitualmente denominás como “armonías vulgares”. Recuerdo que Rubens “Donvi” Vitale (padre de Lito Vitale, entiendo que fue uno de tus primeros maestros de piano) alguna vez relató -por televisión- el siguiente episodio: un día llegaste a su clase y le comunicaste que no seguías porque entendías que con la información y conocimientos que tenías era suficiente. Tengo mucho respeto, y afecto, por quienes fueron mis profesores y mis maestros. Asimismo todos sabemos que la música necesita que practiques; que la orientación didáctica es importante, porque además de la teoría van a ayudarnos a entender los conceptos y la técnica; pero nada es suficiente sin la practica. En ese sentido fui un alumno inquieto en el peor sentido de la palabra. Abandonar los estudios tiene sentido si vas a volcarte en la práctica intensa, pero nunca fue mi caso. Con Diego Rapoport (uno de mis profesores de jazz piano, además de Santiago Giacobbe y Daniel Freiberg) el caso fue similar, pero fue él quien me avisó que ya habíamos cubierto la parte teórica y que dependía de mí convertirme en un músico con habilidades para el piano y la improvisación. Sin embargo me volqué al “trabajo de campo”, a la sala de ensayo y a las grabaciones precoces. Sirva esta confesión, también, como un agradecimiento a aquellos que fueron mis fuentes, mis maestros, que me alentaron y formaron, para seguir dedicándome a la música y hacer de ella mi vida y mi forma de vivir. Gracias Rubens y Lito Vitale, lo mismo que a todo el clan, por tratarme siempre como a un jovencísimo amigo y abrirme las puertas de vuestra casa con afecto.

Se sabe que en 1978, antes o después de unirte a Raíces, integraste una versión (una franquicia) de Los Plateros. ¿En ese tiempo también tuviste un cameo en el grupo de la cantante Marikena Monti? Creo que fue después de Raíces, en la franquicia estaba Guillermo Palazzolo, entonces el aprendizaje fue doble: por un lado la canción americana, los grandes temas de The Platters; y también la guitarra por dentro. Guillermo tenía una interesante obsesión por B.B. King y Carlos Santana, después sumamos a Larry Carlton, y vivíamos en un mundo dentro de otro: las seis cuerdas y “Only you”. Marikena Monti, esa bellísima persona y enorme cantante, confió mucho en mi y me convidó con dos textos de Héctor Negro; yo tenía quince años y, aún hoy, me cuesta comprender por qué confió en mi para ponerle música a dos textos tan buenos y cantarlos.

Un amigo siempre me dice que comprendió tu (gran) dimensión como músico de rock cuando irrumpiste en el programa “Domingos para la juventud” para cantar “Mariposas de madera” en el piano del programa el día de la muerte de Miguel Abuelo (marzo de 1988). ¿Recordás aquel momento? Recuerdo que fui a “Domingos...” con un corte “mohicano” y una campera “James Dean” y canté dos canciones en el piano. La gente me silbó un poco, (Silvio) Soldán me pidió disculpas, yo le dije que no se haga problema. Ya habíamos cantado antes en Canal 9, incluso con Miguel fuimos una tarde, elegimos ropa del “vestuario artístico” y tocamos “Buen día, día”. Yo existo como músico gracias a la confianza, e inspiración, que me brindaron aquellos que confiaron en mi. Casualmente yo no soy un optimista natural, y nunca me sentí sobradamente preparado como para afrontar los retos que me puse por delante. Miguel, como Satragni, me dieron oportunidades de oro; además eran héroes: Miguel como fundador del género, y habiendo escuchado su “disco francés” [Miguel Abuelo et Nada, 1975], y Beto (Satragni) como bajista de Moris y Tren Plateado, y factótum de Raíces que fue una versión rockera del nuevo candombe (una de los tentáculos del Latin Jazz menos reconocidos en el mundo).

“Golden slumbers” (original cara b de “Crímenes perfectos”) tiene un sonido sugerente, una extraña compresión. En el libro del box-set Guido Nisenson se refiere al “sonido característico de la anti-ecualización (copyright by AC), un método-concepto propio de la época pre- Honestidad Brutal hasta post El Salmón...”. ¿Podrías describir de qué se trata tal concepto? Creía en eso y sigo creyendo: ecualizar poco y nada, solamente para “restar”, y usar el compressor como instrumento, para modificar el carácter del instrumento. El sonido sobresale seco, los vocals salen fuera de los speakers y te golpean en la frente. Seguro que cualquiera lo podría explicar mejor que yo, que respondía a mis instintos musicales y audiométricos.

Me gustó leer en la revista Rolling Stone el párrafo donde destacás la participación de Diego Maradona en el video junto a Fito Páez en la versión a tres voces de “Salud (dinero & amor)”. Como decís, allí Maradona encuentra su nota y su lugar. Sin embargo, en “Mi enfermedad” (track oculto del CD 4 de Andrés) Maradona también se luce con alteraciones en la letra, no pierde el compás cuando adelantás la letra en relación a la melodía y hasta introduce algún quiebre en la melodía original en el final de este tema (canta notas que no están en ninguna grabación de “Mi enfermedad”). En “El día que me quieras” el desempeño vocal de Maradona no decae. ¿Podrías explayarte un poco más sobre las virtudes musicales que encontraste en Diego Maradona? Muy bien explicado. Ya en “Haciendo el tonto” se aprecia perfectamente que Diego canta estrofas con diferentes métricas; ninguna es igual que la anterior. O se canta antes del principio del compás, o justo después o sobre el primer tiempo. Aquella noche de marras y mirando a los ojos clavó una nota armónica en el acorde final. En “El día que me quieras” está más entero que yo y canta con sentimiento y afinado. Sobra decir que Maradona tiene buen compás, porque como futbolista fue un artista y un dominador de los tiempos y el swing vertiginoso. Aquella noche, aquella session, cantamos mucho; sabía muchas canciones del cancionero argentino, inventaba letras instantáneas para el blues jam, le ponía feeling y la propiedad popular del canto, porque guitarrear y cantar es para todos, somos un pueblo cantor, hay mucha gente que canta y baila muy bien, es un derecho, es parte de la libertad y la argentinidad.

En abril de este año se cumplieron diez años del lanzamiento de Honestidad Brutal. Teniendo en cuenta que se trata de tu última grabación de origen analógico, ¿alguna vez pensaste la posibilidad de una edición en vinilo de HB? Se necesitarían 3 LPs, 6 caras... Nunca lo pensé, quizás porque editar en vinilo, en Argentina, era una tortura: el “prensado” era un peligro, los discos nunca sonaban como las grabaciones en el estudio, ni siquiera las tapas tenían los mismos colores que en las pruebas. Además ya nadie tiene un buen equipo para escuchar vinilos, creo que el vinilo es un item gourmet pero snob, una minoría escucha vinilo, la mayoría de la gente joven tiene que aprender a pensar la música, que es lo básico.

Pappo es una presencia que sobrevuela casi todo el box-set. Especialmente emocionante es “No tiene perdón”, dedicada a él. ¿Recordás los motivos por los cuales esta grabación estuvo diez años guardada? Por entonces me desentendí del flujo discográfico de la “industria”, entendía que la música era el motivo, sin necesidad de compartirla ni mostrársela a nadie; todavía es una teoría probable y no la descarté del todo. Es todo un teorema artístico y humano: si vamos a hacer las cosas para los demás, para nosotros, para la posteridad, por el placer de hacerlas, para demostrar algo, para vivir de eso. ¿Realmente vale la pena molestarse en hacer algo?

Según tu relato, “No tiene perdón” es parte de una sesión en El Pie -que duró un fin de semana- cuyo objetivo era grabar un disco para mostrárselo a Pappo. ¿Podrías mencionar otras canciones registradas ese fin de semana? “Blues del pie”, “Bajan”, “Something”, “Fiesta cervezal”, “Roots Rock Reggae”, “Sus ojos se cerraron“...

¿Qué tipo de placer te produce firmar una obra que contiene varias de las canciones más populares de la última década (“Flaca”, “Loco”, “Paloma”), cuotas de experimentación radical (los célebres “Mosaico aleccionador”, “Rivothriller”), colaboraciones con celebridades de Europa y América y que esté arriba de los rankings de venta de discos cuando su precio está bien por encima de un disco estándar? MI intención era hacer una antología en lo más alto de mis posibilidades, mostrar el poderío de mis grabaciones, lo más sutil y lo más profundo (así entiendo yo el arte). Este es mi “best of” definitivo, por lo menos es el primero que hago yo mismo, eligiendo cada canción y la secuencia, escuchando el master con cuidado; y eligiendo parte de mi repertorio paralelo a la navegación discográfica: instrumentales, cine, featuring, grabaciones domésticas, demos, live, inconseguibles y colaboraciones. Podría haberme volcado en las grabaciones domésticas más “basureras”, incluso podría haber elegido únicamente instrumentales o grabaciones en vivo, pero armamos una antología universal, que me expone con justicia, quizás (me exponga) demasiado cuando canto al lado de verdaderos gigantes de la música. Es imposible “lucirse” al lado de auténticos genios, pero creí que valía la pena correr ese riesgo. Además, ya lo sé, la mayoría de espacio lo reservo para mostrar mis buenas maneras en el estudio: hay un solo de guitarra (“New Zappa”) que me exhibe como guitarrista cacofónico, hay teclados rápidos, y nuevas técnicas de edición creativa, hay melodías escritas con el alma y el cerebro, hay divertimentos de profundidad, y una selección notable de mis grabaciones de estudio, aquellas que fueron editadas, algunos featurings y work in progress; los “rouge mixes” y los demos que siempre implican un mayor grado de espontaneidad.

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