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Claudio Herrera: "Para un artista nuevo, sonar en la radio no debería ser prioridad"

ClaudioHerrera

Nota: Hernán Osuna

Crédito fotos: PH Tyncho Menard 


Sostiene que el músico debe verse como un emprendedor de sí mismo y es un convencido de que los sueños pueden lograrse. De aquel joven rionegrino que, en 2005 y a los 27 años, vino a Buenos Aires con el objetivo de estudiar producción musical, a su exitosa actualidad, hay un largo trecho. Y sueños cumplidos, claro está.

Llámese ley de atracción, fe, empuje o determinación, lo cierto es que Claudio Herrera -de él es quién hablamos- pudo construir una sólida carrera en la industria musical a base de esfuerzo y talento. Repasemos un poco su CV: es productor artístico y ejecutivo, ganó un Premio Gardel con el Córdoba Gospel Choir en 2005; es miembro votante de los Latin Grammy, co-editor en Universal Music Publishing, emprendedor, baterista y dicta seminarios de industria musical por el país y también en el exterior (este año llevó su workshop a North Carolina, Estados Unidos).

En 2014 fue el productor musical del concierto y álbum Un Concierto Redondo, homenaje sinfónico a Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. Antes, en 2012, produjo Honra y placer, del brasileño Cosme Silva, álbum que vendió 70 mil unidades. Este año, además de sus seminarios, producciones y otras actividades, lo encontró siendo uno de los productores del show de rapero dominicano de música cristiana Redimi2 en el Luna Park.

El próximo viernes 13 de septiembre, el oriundo de Cipoletti impartirá un workshop vía online denominado "Emprender en la música", que podrá ser aprovechado desde cualquier rincón del planeta. El seminario está destinado a todas aquellas y aquellos que decidieron emprender su carrera en el mundo de la música. En la previa Recorplay charló con Herrera, un emprendedor de la música y la vida:

Contanos cómo va a ser el seminario online que vas a dictar este viernes 13 de septiembre. ¿Qué temas se van a tratar, cómo es la modalidad y dónde hay que inscribirse?
Es la primera vez que voy a dictar el seminario con esta modalidad. He tenido la oportunidad de viajar por el interior del país brindándolo y desde hace un tiempo algunas personas me venían consultando si existía esta posibilidad, así que armamos todo como para comenzar. La modalidad es en vivo y en directo a través de una plataforma en la cual la gente puede hacerme consultas vía micrófono o por escrito, generando un feedback bastante similar al que tendríamos face to face, pero en la comodidad de su casa. Algunos de los temas a tratar apuntan a conocer cómo se mueve la industria musical hoy, saber armar un business plan; entender cómo y por qué la gente consume música e informarse sobre maneras con las que se pueden obtener ingresos. La forma de inscribirse es vía mail en info@blestone.net o a través de mis redes sociales. Los cupos son limitados, ¡así que hay que apurarse!

Sostenés que el músico debe verse como un emprendedor de sí mismo. ¿Podrías ampliar esa idea?
Soy un convencido de que dedicarse a la música requiere verse a uno mismo como emprendedor. Como músicos celebramos la música independiente o lo que yo llamo la “democratización de la industria musical”, pero aún no hemos entendido que esto implica convertirnos en emprendedores de nuestro propio proyecto. Desde un punto de vista, se podría decir que ya no necesitamos al gran sello discográfico para entrar al estudio a grabar o que nuestras canciones suenen al otro lado del mundo. Podemos hacerlo por nuestra cuenta, pero debemos saber cómo hacerlo y entender que la profesion del músico implica, además del conocimiento músical, otros saberes sobre producción, planificación, marketing y organización. Los músicos que han entendido esto ya han sacado ventaja. Son los músicos 4.0. Increíblemente todavía hay músicos esperando que aparezca el productor o el sello que les firme un contrato y los haga conocidos y millonarios. Esto ya no existe, menos en estas latitudes.

La fantasía del rock star…Y hoy, ¿cómo está la industria musical?
El mundo va camino a dejar fuera de juego a los intermediarios y la música no es ajena a eso. Ahora podés conectar con tu audiencia directamente, armar tu gira, vender tu merch, administrar tus regalías. Está todo al alcance de la mano, sólo hay que saber utilizar las herramientas. Antes el poder lo tenía la multinacional: contrataba el estudio, editaba el material, lo llevaba a las radios y hacía que tu música sea conocida en cualquier lugar del mundo. Todo eso ya puede hacerlo cualquier artista. El capital más grande que un músico puede tener, ademas de su arte, es su audiencia y para conectar con ella ya no depende de nadie. A todo esto apunta mi workshop “Emprender en la Música”.

Claudio Herrera grabando

Actualmente los artistas ya no viven de las ventas de discos y el consumo de música es distinto. ¿Tiene sentido seguir apuntando a sonar en la radio?
En el workshop doy el ejemplo de la perforadora. Si yo vendo perforadoras (taladros), ¿qué estoy vendiendo? Muchos responden “obviamente perforadoras”, pero no es así. En realidad vendo “agujeros”. Una vez que entendiste eso ya sabés que en algún momento va a aparecer un chino o un japonés con un llavero láser que hace agujeros perfectos en la pared y vos deberías estar vendiendo esos llaveros. Con los discos ha pasado lo mismo, el ser humano va mutando, van cambiando nuestros hábitos de consumo y eso hace todo distinto. Si vos creías que los ingresos de tu banda dependían de los discos, estabas viendo sólo una parte del mapa. En realidad nunca vendiste discos: siempre vendiste música y una experiencia a través de ella.

Además hay otros modos de generar ingresos.
Totalmente. Recuerdo una entrevista con Gene Simmons donde le preguntan cómo le había caído la noticia de que el último álbum de KISS haya vendido menos cantidad de copias y él dijo: “Bueno, las cosas van cambiando, el álbum es tan solo uno de los 1000 productos que KISS tiene a la venta”.

¿Entonces ya no es una prioridad sonar en la radio o vender discos?
Está bueno saber que “sonar en la radio” es que pasen tu tema varias veces al día. Esto solamente ocurre con los artistas de sellos grandes. Está todo pautado y las radios ya no tienen minutos libres para pasar otras canciones. Creo que para un artista nuevo eso no debería ser un objetivo. Hay bandas que suenan poco en la radio y tienen un público gigante, porque han trabajado en fidelizar esa relación directamente con su audiencia a través de las redes sociales, por ejemplo. Ir a una radio para ser entrevistado es otra cosa: puede ser sumamente positivo porque das a conocer tu proyecto y charlás. La pregunta que un músico debe hacerse es : ¿La gente escucha música en la radio? Mi audiencia, ¿dónde escucha música?

ClaudioHerrera2

Muchas veces se necesita dinero para pautar en redes sociales, realizar campañas de prensa y otras acciones tendientes a generar un posicionamiento de la banda o artista. ¿Hay alguna manera de superar ese obstáculo cuando no hay demasiados recursos?
Tenemos que entender que hay que invertir, sea mucho o poco. La profesión del músico es como cualquier otra. Si yo tengo una barbería delante de la casa de mis padres y quiero ser conocido, generar más clientes y pasar a otra instancia, supongo que buscaría alquilar un salón mas céntrico, compraría equipamiento, haría un cartel luminoso y prensa. La inversión siempre es parte de tu negocio. Lo que pasa es que los que decidimos dedicarnos a la música jamás lo hicimos teniendo eso en mente. Lo hacemos porque nos apasiona y ese es sólo un costado. La parte del negocio siempre debería estar presente, porque es una profesión como cualquier otra.

Volvemos al tema de la fantasía del rockstar. A veces los músicos tienen una postura cómoda e irreal de pensar que va a venir el cazatalentos o el productor que les va a salvar la vida.
Sí, como te decía previamente, eso pasaba en décadas pasadas. Ya no existe más en Argentina. Con el tema de la comodidad se da que muchos músicos creen que su producto es lo suficientemente bueno como para que un externo invierta, pero ellos no están dispuestos a hacerlo. Hay que ir a fondo. Si sabés que esto es a lo que te vas a dedicar, dejaste atrás la etapa de tocar por diversión con amigos y lo visualizas como una profesión y un medio de vida, vas a estar dispuesto a invertir sin problema.

Suena a que me lo decís con conocimiento de causa…
 Jaja puede ser. Es que cuando decidí dedicarme 100% a la música invertí no sólo en capacitación, también pasé tiempo trabajando gratis para generar portfolio, pedí un prestamo en el banco para editar el primer CD y lo pagué en 5 años. Además cuando tenía 20 años con mi banda hicimos dulce casero para pagar nuestra primera producción. Esperar que alguien venga a financiar tu proyecto es como querer ganarte la lotería.

Insam


Hablemos sobre tu actualidad. Además de las masterclass de industria musical, recientemente fuiste uno de los productores del show de Redimi2 (N de R: renombrado rapero dominicano de música cristiana) en el Luna Park. ¿Qué balance hacés de lo vivido?
Fue una gran experiencia. Leo Rossi, un gran amigo y colega, quien es el manager de Redimi2 en varios países de Sudamérica, me propuso en enero que produzcamos juntos el show del Luna Park. Redimi2 montó un show increíble desde lo escénico, nosotros hicimos todo lo referente a la producción ejecutiva y estrategia de marketing. Todo se canalizó a través de la productora LR Show Factory. Fue mi primer Luna Park. Produzco eventos desde el 2005, pero en una escala mas pequeña: he realizado cosas en el ND Teatro, el Margarita Xirgu y el Auditorio Kraft. Esto fue algo mucho más grande y con más compromisos. Para que te des una idea, armamos un staff de 25 personas y el día del show contratamos 130 seguros para todo el personal y los artistas que estuvieron en escena. Salió todo excelente, trabajamos 6 meses para que todo fluya como fluyó y lo mejor de todo es que lo disfrutamos. El Luna Park estuvo lleno.

En febrero de este año fuiste contratado por la productora estadounidense Nexo Entertainment para llevar tu workshop por primera vez a North Carolina. ¿Cómo resultó esa experiencia?
Fue muy buena, el mundo de internet nunca deja de sorprenderte. Al principio pensé: “¿Yo brindando un workshop de industria musical en USA? ¿Qué puedo ir a hablar allá?”. Hay una estadística que dice que tan sólo el 7% de los músicos han entendido como funciona la industria en la actualidad y esto no hace distinción de países. Cabe aclarar que en North Carolina brindé el workshop en español y para latinos, pero más alla de eso, soy un convencido de que de todo se aprende. He tomado muchos cursos a lo largo de mi vida, he ido a muchas conferencias y de todas me he llevado algo. Lo que yo brindo en mis seminarios no es la verdad absoluta revelada divinamente, es mi punto de vista respecto a lo que he estudiado, vivido y vivo actualmente. Por suerte en cada lugar he tenido un feedback excelente. ¡Nunca hubo quejas! (risas).

¿Qué bandas estás produciendo actualmente?
Ahora estoy con el material de Iván Di Paolo, un talentoso cordobés que fue parte de La Voz Argentina. Además me encuentro trabajando con el disco de Zezé Nou, quien hace poco abrió el show del brasileño Djavan en el Teatro Gran Rex, y también con muchos artistas que están en etapa de su primer proyecto.

¿Cómo solés enfocar tus producciones?
Hago mucho hincapié primeramente en la relación artista-productor, creo que es la base de todo. Si eso está bien, las cosas fluyen. Desde lo referente a la parte artística me focalizo en la idea inicial y en la composición. Creo que si tenemos una buena canción, tenemos el 70% de todo. Lo demás completa el 100%, sea audio, sesionistas y arreglos. Una buen tema no necesita más que un piano como en “Imagine” o una guitarra como en “Muchacha ojos de papel” y ya puede transmitir. Todo lo demás es maquillaje.
Después me centro en potenciar el mejor costado del músico, explotar sus puntos fuertes y, con los recursos que contemos, sacar el mejor provecho. Pienso que el productor es un cerebro más que el artista contrata para llevar adelante un proyecto, alguien que aporta su conocimiento artístico, técnico y comercial. Eso es lo que intento brindar, siempre en conjunto con el músico o banda.

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Repasemos un poco tu historia personal. Sos oriundo de Cipolletti y te viniste a Buenos Aires con tu esposa, a los 27 años, en 2005. ¿Fue un momento de quiebre en el cual visibilizaste tu rasgo emprendedor?
Sí, fue una situación de quiebre. ¡Sin dudas! Fue quemar todas las naves y emigrar a la jungla a buscar lo que quería, con todo lo que eso implica para un pibe que viene del interior del país. Más aún con esa edad, ya que tenía la sensación de que era tarde; que eso debía haberlo hecho a los 18 años cuando salí del secundario. En Cipolletti hacía música y organizaba algunos recitales, pero era asesor en medicina prepaga. Trabajaba en un policlínico. También hacía diseño grafico. Hasta que le dije a mi esposa que esa no era la vida que quería vivir, que yo quería ser productor y allí comenzó el proyecto de mudarnos. Eran otros tiempos, ¡no había banda ancha! ¡Si ser productor es un poco abstracto hoy imaginate hace 15 años! (risas).

¿Y cómo fue tu llegada a la ciudad?
Vine a estudiar producción musical y hacer vida de estudiante: tomar mate con galletitas y paté y trabajar de lo que encontrara. Rápidamente mi espíritu inquieto me puso como manager apenas llegué, era consciente de que a la gran city porteña tenés que domarla de entrada o te lleva puesto. Un poco de actitud y ayuda de Dios hicieron que se vayan abriendo las puertas. A los 5 meses estaba haciendo una producción en el ND Ateneo y a fin de ese año estaba sentado en América TV con la Directora de Programación, arreglando un especial de Navidad para el coro gospel que manejaba. Me topé con la profesión de manager a puro instinto y me salió bien. Mientras estudiaba producción me di cuenta de que quien me contratara como productor lo iba a hacer al ver mis trabajos más que mi título, entonces me propuse comenzar a generar mi portfolio. Necesitaba tener algo que mostrar. ¡Recorplay tiene mucho que ver en eso!

¿Por qué lo decís?
Es que encontré un ejemplar de la revista y me contacté con algunos estudios de grabación que publicitaban ahí. Mi idea era comenzar a generar producciones, sumar horas de vuelo, tener algo para mostrar y para ello trabajé gratis para amigos y músicos cercanos produciendo sus materiales. Encontré en la Recorplay un anuncio del estudio ABD Records, de Fabián Abdala; llamé, lo reservé para algunas jornadas de grabación y allí hice mis primeros pasos. Tuve la suerte de encontrar en Fabián a una persona generosa, con mucha historia de la música argentina, que respondía todas mis preguntas de principiante con mucha amabilidad y me contaba anécdotas junto a Charly García, Fito Páez o Juanse. Aprendí mucho de él como profesional y como ser humano.

Contame algunos detalles sobre “Un Concierto Redondo”, el homenaje sinfónico a Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota del cual formaste parte en 2014.
El gestor de “Un Concierto Redondo” es Mario Esteban, el director, y quien escribió todos los arreglos. Un gran amigo y excelente profesional. Lo que yo hice fue sumarme como productor musical y materializar todo eso en un álbum de versiones sinfónicas de la música de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. Rubén Jurado fue quien nos presentó. Toca la viola en la Orquesta Estable del Teatro Colón, he trabajado con él como sesionista en varias oportunidades. Una vez, grabando en un estudio me dijo que a Mario Esteban y a mí nos vendría bien conocernos, entonces nos presentó. Al tiempo estábamos en Estudios El Pie grabando lo que fue Un Concierto Redondo – Episodio Uno, con músicos de la Orquesta Estable del Teatro Colón y La Orquesta del Congreso entre otros. Luego hicimos la presentación oficial y actualmente está en cartel, en el ND Teatro, con más de 30 funciones. Disfruté muchísimo producir ese material, hemos charlado con Mario la idea de comenzar con lo que sería Episodio 2.

¿Qué recuerdos tenés de la grabación en 2012 del disco Honra y placer, del cantante brasileño Cosme Silva?
La gran sensación de haber producido un álbum que vendió 70.000 unidades en Argentina. Cosme es un cantante muy conocido en Brasil y varios países en todo lo que tiene que ver con el ambiente de la música religiosa y gospel. En Brasil, donde la industria de la música es mucho mas grande que acá, mas parecida a México o USA, las grandes discográficas tienen su división correspondiente, como por ejemplo Sony Music Gospel. Él tenía un album editado allá que había vendido 40.000 unidades. Al mudarse a la Argentina me contactó a través de mi website y tuve el placer de producir su material y editarlo a través de mi sello. Más tarde produje 3 discos más, uno de ellos en portugués; luego dos se se editaron en USA. Lamenté mucho que CAPIF no quisiera otorgarnos el Disco de Oro y Platino, presenté todos los papeles que me pidieron, facturas de venta, de fabricación, declaraciones de SADAIC, pero arbitrariamente decidieron dejarlo de lado.

Increíble…
Te explico: en ese entonces un Disco de Oro eran 30.000 unidades y Disco de Platino, 40.000. Nosotros habíamos vendido 70.000. No tenían que pagar nada, era solo una placa, un guiño por haber logrado algo tan grosso siendo un sello pequeño y en una industria en la que un álbum vendía cada vez menos. Recuerdo que en ese tiempo, con bombos y platillos, los sellos grandes anunciaron el Disco de Oro de un artista muy conocido, por haber alcanzado las 35.000 placas vendidas. Ahí comprendí la otra parte del funcionamiento de todo en Argentina.

Además de dictar seminarios, ser productor y encargarte de la producción ejecutiva de espectáculos, sos baterista. Así que te pregunto: ¿qué tipo de bateristas te gustan para trabajar? ¿Qué les pedís?
Me gusta trabajar con bateristas que están al servicio de la canción y dispuestos a acoplarse a la producción, aquellos que tienen su impronta, estilo y audio. He tenido la posibilidad de contar con Jota Morelli en muchas producciones y la verdad es que lo admiro como persona y profesional, siempre fue muy generoso conmigo. Él hace que las jornadas sean un deleite, es amante de la música en su totalidad y parece un metrónomo humano, una máquina. Toca todos los golpes precisos. Por otro lado he trabajado con Javier Herrlein, a quien conocí en su época de baterista de Catupecu Machu. Javier tiene otro estilo; hace cantar a la batería, busca caminos alternativos, rara vez repite un patrón y eso lo hace único en su toque. No sabés con qué va salir en la siguiente vuelta. Es multinstrumentista asi que supongo que tiene que ver con eso también. También trabajé con el Bolsa González, a quien también admiro por su calidez humana. Es “el vintage drummer”, como lo apodó Cerati. Un tipazo, en el estudio siempre me cargaba diciéndome “Claudito, te traigo 50 cuerpos y vos me ponés todas esas maquinitas y loops sonando al lado”. De los más actuales trabajé con amigos como Jorge Cid (Chambao, Ricardo Arjona) y Cristian Borneo (Chano, Petra). Me gustan los bateristas al servicio de la canción, que tienen la musicalidad y el profesionalismo para tocar interpretar lo que el tema pide, aunque les sobre capacidad para tocar de todo. Siempre me gustaron los bateristas así, como Phil Collins, Omar Hakim o Brendan Buckley. Con este último organizamos una masterclass a beneficio de un hogar de niños en Saddleback Buenos Aires, aprovechando su paso por Argentina en la última gira de Shakira del año pasado.

¿Con qué artistas te gustaría trabajar?
¡Qué pregunta difícil! Sinceramente no podría responderte un nombre. Me gustan muchos artistas de géneros totalmente opuestos y quisiera trabajar con todos. Hoy estoy en la búsqueda de un proyecto gestado desde lo personal, así que ahí tal vez tenga la bendición de trabajar con varios de ellos a la vez.

Por último, te pido que le dejes un mensaje a aquellas y aquellos que quieren dedicarse profesionalmente a la música y quizás no saben aún cómo abrirse camino en la industria.
La profesión hoy está en su mejor momento, porque el músico tiene todo al alcance de la mano para desarrollar su carrera. Pero requiere aprender muchas cosas además de armonía, ritmo y melodía. Mucho más que ir al profe de canto. Todo eso está perfecto, pero es solo una parte. Hay que conocer la industria y esto no es tener el mail de quien organiza el Lollapalooza, no es solamente ensayar. Conocer la industria es entender cómo, por qué y para qué escucha música la gente, es planificar, invertir, probar, desarrollar y conocer todas las fuentes de ingresos que tenés disponibles; es organizarte, asociarte, es estrategia. El otro mensaje que quiero dejar es que entre Bruno Mars o Foo Fighters y vos ensayando en la casa de tu madre, hay un mundo, hay vida; gente que vive de la música. No es llenar un estadio o nada. Lejos de ser conformista, la vida en la música es un camino de largo plazo, es un trayecto. Entre Quincy Jones o Gustavo Santaolalla y vos estudiando producción, también hay productores que viven de la música. Como yo, que probablemente algunos ni me conozcan, y hace 15 años que vivo de esto que tanto amo.

Insam
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