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El llamado del destino

Martin De Pas

La vueltas de la vida de un músico: Martín de Pas estaba en medio de una crisis personal que lo arrinconaba al punto de abandonar la batería. Hasta que un llamado de Martín Carrizo convocándolo para dar clases en su escuela disiparon los nubarrones. El destino quiso que finalmente De Pas reemplazara a Carrizo en la banda del Indio Solari en Olavarría (el show más concurrido en la historia del espectáculo de este país) tras la manifestación de la enfermedad del ex batero de ANIMAL, Cerati y Solari. Cosas que pasan en la rifa del viento.

Entrevista: Luis Mojoli

¿Como fueron tus inicios?

Primero me compré unos palos. Tenía 15 años y me pasé un año golpeando contra una silla. Hasta que pude comprar mi primer batería, es decir que cuando la tuve ya estaba prendido fuego. Empecé con una de marca Frappa, que era como una línea económica de Solidrums. Me fui hasta Lanús a buscarla, me la regalaron para mis 16 años.

¿Tenías relación como oyente con la música de los Redondos cuando empezaste a tocar?

Escuché todo de los Redondos, hasta los inéditos. Recuerdo que cuando salió Luzbelito (1996) a los dos días ya lo habíamos sacado entero con unos compañeros con los que tocábamos. Una expectativa total por todo lo que hicieran.

¿Cómo te formaste como batero?

Estudié dos o tres años en el conservatorio de San Martín. Luego continué solo en mi casa y hasta que en el 99 estudié con Omar Berho, que es el jefe de cátedra de la EMBA. Con él empecé a definir mi perfil como baterista y en el 2000 compré mi Yamaha Stage Custom con doble bombo que es la que me sigue acompañando hasta hoy. En ese momento tenía mi banda que se llamaba Preludio Arcano. Luego entré en Jason y allí estuvo durante 11 años en los que grabé tres discos.

Martin De Pas

¿Cómo se da tu ingreso a la órbita de Martín Carrizo, primero, y luego al Indio Solari?

Estuve en medio de una crisis personal por la cual estuve a punto de dejar de tocar la batería. Finalmente me di cuenta de dos cosas trascendentes para el resto de mi vida: que nunca iba a dejar de tocar y conocí a Martín Carrizo.

Lo encontré de casualidad en el showroom de db drums que es una marca que compartimos y somos representantes. Un día llego y estaba Carrizo. Yo me quedé de piedra porque es mi ídolo y además lo primero que me dijo él fue “Te conozco, vi tus videos”. Ese día charlamos un montón y pegamos muy buena onda. Pero luego no nos vimos por cuatro o cinco meses hasta que coincidimos de causalidad en un par de eventos de bateristas. Y un día cuando yo estaba en medio de esa crisis personal, en esas encrucijadas de la vida, estaba hablando con un amigo que me ofrecía ir a laburar a un kiosco. Ya tenía la decisión tomada y esa misma noche me llama Martín para ofrecerme a dar clases en su escuela. Y bueno, lo interpreté como una señal. Por supuesto que le dije que sí y el mundo se me dio vuelta por estar al lado de Martín. Es una escuela increíble (Martin Carrizo School of Rock & Arts) en Nordelta montado como los dioses y con un semillero fatal: unos pibes que se tocan todo. Y eso fue importante, dar clases ahí fue un paso adelante, especialmente por estar trabajando al lado de un tipo como Martín.

Y además en un momento te toca reemplazarlo...

Llega el show del Indio en Tandil (marzo de 2016), toca Martín y desde ese show empieza a surgir su enfermedad (Nota: a Martín le diagnosticaron Esclerosis lateral amiotrófica) y él sin decirme nada me fue mirando como posible reemplazante. Sin que me enterara vino gente de la producción del Indio a ver el show de fin de año de la escuela, que se hace en el teatro Niní Marshall de Tigre. Entonces para ese show preparamos “Juguetes perdidos” para cerrar. Se preparaba un nuevo show y como Martín no podía tocarlo estaban viendo reemplazantes. Me fueron a mirar como una opción. Y llegó un día en que me convocaron y Martín me dijo que yo era el elegido para reemplazarlo. Una cosa muy fuerte. El baterista número uno me pedía que lo reemplazara para tocar con el artista número uno en convocatoria del país. Son esas cosas que uno no se atreve ni a soñar aunque sí que las desea con todo el corazón.

¿Cómo fue la preparación para el concierto en Olavarría?

Me cuentan que se venía el show, que el Indio me quería conocer y que tenía que ir al estudio a tocar unas canciones. Me preparé unos temas y fue muy loco tener que ir a un sitio y que estén esperando Martín y el Indio. Se me juntó toda mi vida en un segundo. Tuvimos una charla muy amena y nos pusimos a tocar. Usé la batería Mapex de Martín, es una batería hermosa, una Black Panther divina. Y ahí me di cuenta que, a excepción del doble bombo, tenía mi batería armada igual que la de él. Ahí estaba tocando, con Martín y el Indio y atrás unas pistas sonando. Fue divino Carlos. Me dijo que Martín me iba a marcar algunas cosas y que íbamos para adelante.

¿Cómo fueron los ensayos?

Empezaron en febrero, más de un mes antes, y de golpe me encuentro en medio de una banda impresionante. Al comienzo fue una semana con el grupo sin los vientos en el estudio del Indio y luego pasamos al Torito (el ex Del Cielito) a los ensayos vivos, con prueba de monitoreo, el PA, volúmenes, todo. Laburábamos de lunes a viernes de la una a seis o siete de la tarde. Finalmente reemplacé a Martín en el show de Olavarría, pero quiero dejar en claro que el baterista del Indio es Martín Carrizo y yo solo lo reemplacé para un show mientras esperamos que Martín vuelva a ocupar su lugar. Intenté de que nadie en la banda sintiera el cambio, con eso estaba conforme.

Martin De Pas

 

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