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Frank Ojstersek: “Aprendí todo de Spinetta”

Frank Ojstersek

Entrevista: Luis Mojoli

Integró Sr. Zutano, uno de los grupos precursores del jazz rock en Argentina. Allí, entre compases de métricas irregulares y una ebullición sonora a medio camino entre lo progresivo y lo jazzístico, ganó experiencia y luego desembarcó en Spinetta Jade. Con ellos grabó Los Niños que Escriben en el Cielo, recordado LP editado en 1981.

Frank Ojstersek, el protagonista de esta nota, transitó una época dorada de la escena musical argentina y fue protagonista de grandes grabaciones como bajista o guitarrista. Además de su experiencia con Sr. Zutano y con Spinetta, también grabó con Raúl Porchetto, PorSuiGIeco y Pastoral. Por otro lado, en 1974, integró Reino de Munt, como bajista y cantante, junto a Alejandro Lerner (teclados), el ya mencionado Porchetto en guitarra y voz, Gustavo Bazterrica (guitarras y voz) y Horacio Josebachvilli (batería).

Insam

Inquieto, polifacético y capaz de cambiar como un camaleón, Ojstersek continúa en activo enseñando y produciendo, en un oficio con el cual nunca se termina de aprender. Hablando acerca de progresar en lo referido a los conocimientos musicales, la técnica y el desarrollo artístico, Frank le confiesa en la charla a Rec Or Play, con un dejo de nostalgia y admiración: "Aprendí todo de Luis Alberto Spinetta".​

¿Te gusta más grabar que tocar en vivo? 
Sí, me gusta en parte lo que te llega del audio, que es más encapsulado. La sensación de grabar es más creativa y tiene otra adrenalina. Ciertas cosas pueden surgir ahí. Cuando tocás también, no siempre hacés lo mismo. En la grabación escuchás mucho más el sonido; en el escenario tenés que tener un muy buen monitoreo.

Sos uno de los precursores del jazz rock en Argentina con Sr. Zutano. ¿Qué referentes tenés de aquella época? 
Escuchaba mucho Genesis, Yes, y todos los representantes del rock progresivo inglés. Y después comencé con Stanley Clarke, George Duke y Chick Corea. Pero me tiraba más esa cosa funk. También estaba metido con Weather Report.

Sr.Zutano

¿Cómo conociste a Pomo?
Yo era muy amigo de Lito Epumer, ya habíamos tocado con Raúl Porchetto y hecho otras cosas. Él iba a hacer el proyecto con Pomo y Machi Rufino después de la separación de Invisible. Machi al final no siguió el proyecto y Lito me dijo si yo quería participar. Ahí nos conocimos con Pomo, vino, empezamos a sacar algunos temas y empezó de a poco la travesía con Sr. Zutano. En algunos temas yo decidí cantar para que no fuera algo netamente instrumental. Eso fue pautado. Uno de los temas era “Llama Dorada”. Pomo escribía las letras y también aportaba acordes. Nos íbamos intercalando cosas. La mayoría de las canciones eran instrumentales. Era una época difícil y tocar muy complicado. Encima varios grupos que convocaban se habían separado: Crucis, Invisible, La Máquina de Hacer Pájaros y otros ya no existían.

De alguna manera, ese grupo preparó el terreno para Spinetta Jade. ¿Lo ves así?
Yo creo que sí. Teníamos una gran amistad. Cuando entró Juan Del Barrio nos hicimos muy amigos y éramos cuatro personas muy unidas, íbamos a todos lados juntos. Luego de que yo terminara el servicio militar, se dio lo de Sr. Zutano y realizamos varios recitales en el año 78.

Francisco Ojstersek , Pomo y Del Barrio

De izq a der: Francisco Ojstersek, Pomo y Juan del Barrio

¿Cómo llegaste a tocar con Luis Alberto Spinetta?
A Luis lo había conocido porque con Gustavo Bazterrica empezamos tocando con Porchetto y después acompañé a Gustavo varias veces a la casa de Luis, ya que empezó a tocar con él. Un día Luis me invitó a su casa, ahí en Arevalo, y me dijo: “¿Jugamos al Escalectric?”. Eran unos autitos que había traído de Japón. Enchufó mal el transformador y se le quemó todo (risas). Iba a la casa, pero nunca a tocar. Y un día, me llamaron para que vaya a la sala de Teodoro García y Cabildo, donde estaba la oficina del Expreso Imaginario y tenía su despacho Alberto Ohanian. Habían armado una sala ahí. Un día no pudo venir Beto Satragni, me dijeron que vaya y cuando fui estaba todo Jade ahí.

¿Recordás ese primer ensayo con Luis?
Esa vez zapamos, fue algo informal. Pero recuerdo que Luis, cuando terminó, me dijo: “Qué lindo lo que tocás”. Yo le agradecí, estaba contento. Luego, después del ensayo, me llevó a mi casa. Un gesto noble. Hizo un comentario, algo así como diciendo: “Los temas pueden quedar bien”. Yo no le di mucha importancia. Después Pomo, como estaban haciendo el revival de Almendra, se fue de gira. En ese tiempo Luis le había dicho a Pomo de tocar y Pomo me dijo a mí. “¿Te sumás?”. Arrancamos ensayando con Jade en la sala que había en la casa de Pomo. Luis tenía un equipo Peavey ahí para el bajista que viniera.

Spinetta Jade

Spinetta Jade, con Ojstersek entre sus filas

¿Dónde fue tu primer show con Spinetta Jade?
Fue en el auditorio de la Universidad de Belgrano. Hicimos dos funciones allí. El primer show fue tremendo: ahí me cayó la ficha de la banda en la que estaba. En el segundo concierto toqué mejor, fue la revancha. Tocamos mucho ese año y, mientras, tuve que sacar temas que no sé si están grabados. Uno de ellos es “Ramas de sol”. Eran canciones medias complejas y oscuras en cuanto a lo musical y la temática. Esos temas iban a ser parte de lo que iba a venir. Pero Luis decidió que no los tocáramos más y quedó todo ahí. Así que empezó a componer cosas en la onda que más nos gustaba. Cosas como “ Moviola”, “La Herida de París” y otros temas. Y después “Nunca me oíste en tiempo” tiene una historia. Viene Luis y me dice: “Fran, no toquemos este tema con Leo”. Leo Sujatovich venía bien arriba. Yo pensaba que era un temazo y Spinetta se negaba. Lo tocamos, lo pasamos y cuando terminó, Leo dice: “¡qué temazo!”. Hubo un cambio rotundo entre los temas anteriores y esta clase de canciones.

¿Participaste en la grabación de Los Niños que Escriben en el Cielo? ¿En que condiciones llegaron al estudio ?
Teníamos los diez temas bien repasados, porque los tocamos todo ese año. El tema era que Juan del Barrio dejó el grupo, entonces había que buscar un tecladista. Estábamos en octubre y en noviembre íbamos a grabar. El material ya estaba todo compuesto y ahí surge la idea de que se sume Leo Sujatovich, que había tocado en Raíces. Cuando entró a Jade tenía 21 años. El día que vino fuimos a la sala y había una bombita nomás. La sala era toda de cemento con alfombra y fuimos con Luis, Leo y yo. Zapamos, tocamos un poco. La pasamos muy bien. La banda estaba ensayada. Era el sonido de los 80. Luis era un integrante más de la banda. Todo el álbum fue grabado por Amílcar Gilabert en estudios  “Del cielito”, la presentación creo que fue en Obras.  

¿Por qué elegiste el bajo como instrumento?
Comienzo a tocar el bajo porque se necesitaba un bajista para una formación. No tenía idea, fui aprendiendo de a poco. Hacían canciones de The Beatles y Dylan y así empecé. Tenía un bajo nacional tipo Hoffner, pero de acá. Después ese grupo se desarmó, pero para mí la música tenía esa cuestión social de reunirse, de zapar. Eso era vital, así que seguí. Son todas situaciones que se fueron dando. Yo lo conocí a Raúl Porchetto, por cosas que no tenían que ver con la música, sino por cuestiones de filosofía. Entonces nos reunimos con él y con el dueño de la revista Pelo. Justo en ese momento Porchetto estaba tocando con los rosarinos Rubén Goldín y Lalo de Los Santos. Ellos se tuvieron que ir a su ciudad y necesitaba un guitarrista y un bajista. Ahí, a través de un amigo en común, me enteré que Raúl Porchetto estaba buscando músicos. Así que fui. Yo a todo esto ya me había traído un Fender desde el exterior del país.

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¿Te enganchaste rápidamente con el bajo?
Fue paulatinamente. En un momento con Raúl entramos en el Conservatorio y dijo “Hay que estudiar”. Así que se armó un lindo grupo y nos poníamos a estudiar a la mañana con los libros de Berklee. Todo eso fue rápido y efectivo, porque estábamos estudiando y tocando.
El gran cambio fue con Porchetto. Pasé a tener una actitud de estudio y de vida diferente. Escuchábamos a John McLaughin y era un poco ir por ese lado. También fue tremendo haber estado en la grabación de PorSuiGieco con Charly. Yo venía de otro lugar y eso me brindó un nuevo panorama. Y, además, toda la situación de tener que estudiar fue muy importante.

¿Y con Spinetta Jade?
Aprendí todo de Luis Alberto Spinetta. Fue impresionante. Aparte, Diego Rapoport era tremendo. Después de lo de Luis, empecé a hacer un equilibrio. O sea, durante tres años le entregué mi vida a Spinetta Jade. Cuando dejé de tocar ahí me costó muchísimo recuperarme. Yo me fui por diferentes motivos, y planteé algunas cosas, pero no iba a haber un cambio.

¿Específicamente a qué te referís?
A la parte musical. Habíamos llegado a un lugar: no había ningún problema económico, tocábamos y ganábamos bien. Estaba todo bárbaro, pero yo sentía que no estábamos produciendo mucho y Luis estaba también en otros proyectos. Leo tenía otras cosas también; formaba parte de una agencia, tenía otros laburos. Tocábamos y salían cosas impresionantes. Entonces yo le planteé a Luis de ir más por el lado experimental. Con canciones, pero también con un poco más de juego experimental. Empecé a entrar un poco en crisis y quizás lo debería haber tratado de hacer de otra manera, pero no supe.

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¿Cuándo fue la última vez que lo viste a Spinetta?
Yo estuve con el Flaco el 18 de mayo del año anterior a su fallecimiento. Fui hasta la casa a verlo. Ese día varios alumnos me habían suspendido su clase, así que me tomé el colectivo y lo fui a ver. Lo habían operado y estaba lo más bien. Era mayo del 2011, Luis me comentó que había sido abuelo y me regaló el libro de Las Bandas Eternas y me explicó que realmente le hubiera gustado que yo participara en ese show. Me agradeció mucho. Me dijo: “Nos quedó algo en el tintero… Todo”. Me dio un abrazo y fue la última vez que nos vimos.

Estuviste en el homenaje a Luis de la Biblioteca Nacional.
En el momento lo viví bien, hubo un buen clima. Se extendieron mucho las charlas, y creo que caímos todos cuando le tocó el turno a Marcelo Torres y expresó que no quería que estuviera pasando lo que estaba pasando. Había pasado un año nada más. Me hacía mal ver las cosas de Luis.

¿Qué estás haciendo musicalmente?
Estoy produciendo un disco de un chico que estudia conmigo. Vamos a grabar con El Nono, socio de Mariano López, en Villa Pueyrredón. Yo estoy haciendo algunos arreglos de guitarra y muchas bases de bajo. Hay un baterista que propuso Pomo y según sus palabras, toca mejor que él. Ahora empiezan a grabar.

Insam

 

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