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“La capacidad depende 100% de nosotros, la oportunidad hay que buscarla”

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Nota: Hernán Osuna


Es uno de los pocos artistas y concertistas de batería solista en el mundo. En 1999 editó Búsquedas, el primer disco latinoamericano con obras para este instrumento. Residió durante 10 años en Europa y actualmente brinda workshops por diferentes puntos de la Argentina y el mundo. Investigador incansable, educador, conocedor de las diferentes técnicas y amante de la batería. Así es Alex Leys.

Durante una pausa de su gira de clínicas, que lo llevó por Rosario, Olavarría, Morón y Monte Grande -y que pronto lo tendrá en Colombia, Paraguay y otros países-, Leys dialogó distendidamente con Recorplay sobre sus inicios, la vida como baterista solista, su trabajo como educador, el criterio que mantiene a la hora de componer, planes para lo que resta del 2019 y consejos para los músicos. "La suerte es cuando la oportunidad se cruza con la capacidad, sin alguno de estos factores nada es posible", dijo entre otras cosas, el experimentado baterista y compositor.

Contanos cómo fueron tus comienzos en la batería. ¿Hubo alguna experiencia en particular que te impulsó a tomar los palillos?
Mi padre era predicador en una iglesia evangélica y yo, como hijo de pastor, tenía que sentarme adelante. Lo que sucedió fue que cada vez me sentaba mas cerca de la banda y, en particular, de la batería. Casi por ósmosis los temas del grupo se me fueron metiendo dentro y fui imitando los movimientos. Al final de las reuniones corría a hacerle preguntas al baterista sobre técnica, afinación, cualquier cosa. Más tarde, durante un campamento, esta persona faltó y yo le dije al director musical que sabía toda las canciones. ¡Imaginate la cara de mis viejos cuando se abrió el telón y me vieron ahí en una plataforma, sentado en la batería!
Así comencé y al mes estaba tocando en las reuniones. Fue muy motivador con 12 o 13 años tocar para 400 o 500 personas cada fin de semana, no es algo muy común para chicos de esa edad. Yo estaba totalmente atraído por el instrumento, en casa, en la escuela… Mis padres fueron muy motivadores, me regalaban musica y siempre alentaron mi pasión.

¿Quiénes fueron tus docentes en los años formativos?
Estudié Percusion en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla. Mi maestro de tambor y lectura rítmica fue Néstor Astutti que había sustituido a Antonio Yepes (profesor de Chiche Heger). Entre profesores y compañeros fui expuesto a la música clásica, sobre todo a la del siglo XX: Prokofiev, Stravinski, Xanakis, Part, etcétera. Y minimalistas como Glass o Adams. Luego gané la beca de estudio de la revista Drums & Percussion y estudié un año con Chiche Heger, que ya era el mejor docente del instrumento. Con él vi Moeller, natural motion, independencia, tanto en jazz como con el New Breed de Gary Chester. Posteriormente, en 1997, estudié un año de ritmos latinos con Pipi Piazzolla, recién llegado del PIT de Los Angeles. Pipi, ademas de enseñarme las claves y ritmos afrocubanos, me ecualizó las manos y me hizo sonar bien pro. Todavía tomo una clase cada tanto con él, somos amigos pero además lo respeto mucho como colega.

¿Y qué grupos o artistas te influenciaron al principio?
Respecto a bandas, comencé por los Beatles, y leyendo la Modern Drummer supe de bateristas y grupos diversos como Weather Report, The Police, Rush, Genesis, Pink Floyd y músicos como Peter Erskine o Sting. Luego llegó Piazzolla y todo cambió: me puse a estudiarlo, leer sus libros; escuchaba las obras con las partituras en mano para ver qué sucedía dentro de su musica. Al día de hoy es mi mayor influencia.

Sos muy conocido como uno de los pocos artistas y concertistas de batería solista en el mundo. Terry Bozzio, Akira Jimbo, Grant Collins, Marco Ianetta y vos están en esa lista. ¿En qué se diferencia un baterista solista de uno convencional?
¡En que el camarín lo tenemos para nosotros solos! (risas). Todos los bateristas que nombrás son muy distintos entre sí, cada uno con su estética y estilo muy marcado: Terry está ultra melódico hoy en día; Akira usa electrónica, Grant construye capas de multi-ostinatos, Marco toca percusión con los pies. Somos muy pocos y eso hace que haya mucho terreno por descubrir. Ahora bien, tenemos puntos de encuentro y creo que esos puntos son las mayores diferencias con los bateristas convencionales. Como solistas, cargamos con el peso total de la obra. Aplicamos en la batería los 5 elementos que componen la música (ritmo, melodia, armonía, orquestacion y dinámica), además de usar recursos como contrapunto, poliritmia, arpegio, nota pedal, ostinato, basso continuo, etcétera. Esto hace que podamos crear una declaración completa con el instrumento, no sólo la parte rítmica sino el total de la estructura de la obra.

¿Qué criterios se deben tener en cuenta a la hora de abordar composiciones de este tipo?
Como decía anteriormente, pensar de forma completa y utilizar los elementos y recursos que los demás instrumentos tienen disponibles desde hace unos 450 años y que hoy son perfectamente aplicables a la batería. No es necesario ni un set enorme, ni una independencia sobrehumana; sí es importante pensar musical y conceptualmente, entendiendo de que se trata a la batería como un instrumento de concierto.

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¿Cómo solés componer?
La forma de componer varía todo el tiempo y cada uno encontrará su forma, pero es importante estar presente diariamente con el instrumento. Yo puedo tener ideas mientras camino, mientras sueño… Igor Stravinsky hablaba de la composición como cuando los cerdos buscan trufas en el barro, husmeando con el hocico hasta encontrar algo. Le llamaba deletecting que sería algo así como “buscar el deleite”. Habitualmente parto de la improvisación hasta que doy con algo que me interesa y construyo desde ahí. Como mencionaba antes, diferentes técnicas, recursos y hasta autolimitaciones son herramientas útiles a la hora de componer.

Fuiste el primer artista en crear y editar un disco con composiciones para batería solista de Latinoamérica en 1999. A veinte años de ese álbum llamado Búsquedas, ¿qué recuerdos tenés de aquella experiencia?
Sinceramente no pensaba en ser el primer artista en editar un disco para batería solista, sino que simplemente sentía la necesidad, como cualquier compositor, de sacar mi música afuera. Sí recuerdo tener dudas y miedos al respecto, sintiendo que nadie lo escucharía y que no serviría para nada. Luego pensé que otros seguirían y en unos años habría varios haciendo esto, pero eso no pasó.

¿En dónde se grabó el material?
Fue grabado en el estudio de Daniel Volpini, a quien considero un mentor y sostén en toda mi carrera solista. Recuerdo que en ese momento fue él quien me impulsó y casi convenció de hacerlo. Yo era medio ingenuo al respecto, pero por otro lado, en perspectiva, acepto que esa ingenuidad fue acompañada de una alta dosis de valentía inconsciente. Durante el primer concierto, el primero de batería solista en Argentina, toqué las 5 obras del álbum y la gente me pidió mas. Yo no tenía más material, así que tuve que repetirlas (risas). Aún hoy toco ese disco. Estoy muy orgulloso de él.

Viviste durante una década en Europa. ¿Cómo resultó tu estadía allí? ¿Cómo ves el nivel de los bateristas argentinos en relación al de los europeos?
Mi vida y trabajo en Europa fueron artífices de mi presente, gracias a que logré cierto reconocimiento y vÍnculo con las principales marcas del instrumento. Eso terminó resonando en este lado del Atlántico. Para lograrlo, además de una osadía significativa, es necesario un ambiente propicio para realizarse.
Europa tiene un paladar mucho más orientado hacia lo distinto y digiere estas cosas con mayor facilidad que, por ejemplo, el mercado americano, generalmente orientado al mainstream. La profesión de músico está más aceptada y apoyada por la sociedad en general y eso repercute en que uno puede vivir dignamente siendo músico profesional. Respecto al nivel, no creo que la cuestión geográfica sea relevante, uno tiene que ser profesional y tener un nivel alto para poder trabajar, sea en Barcelona o Lanús este.

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También has a acompañado a artistas nacionales y europeos de renombre. Profundicemos en ello.
Cuando comencé a trabajar profesionalmente toqué de todo, desde covers de Serrat hasta jazz gitano francés, pasodoble, pop, rock, heavy. Luego empecé a hacer sólo música original y trabajar con artistas que me contrataban o me requerían por mi forma particular de tocar y sonar, por lo distinto que yo tengo para aportar a su música. Guillermo Cides, Todd Clouser, Pepe Bao… Ellos nunca me dirían: “Esto no lo toques, hace esto otro”. O “Sacá este plato y poné otro porque ese no me gusta”. La libertad de expresión y creación es fundamental para mí: no digo que no haría sesiones, pero mientras pueda evitarlas prefiero hacer música sin restricciones comerciales.

Sos el primer argentino Educador Oficial de DW Drums y endorser de la firma. ¿Con qué otras marcas estás trabajando?
El año pasado fui nombrado Educador Oficial de DW y en gran parte es un reconocimiento a mi labor como docente durante más de 20 años y más de 10 como endorser de DW. Con todas las compañías trabajo de forma continua, buscando nuevos sonidos y alternativas para mejorar mi set. Sin el apoyo, las cosas que me dan, y la publicidad de las marcas, me resultaría casi imposible hacer lo que hago. El formato clínica le da un encuadre perfecto y balanceado a mis ganas de enseñar y tocar mis obras para batería solista.
Además de baterías DW y PDP, trabajo con platillos Zildjian, parches Remo, baquetas Wincent y estuches Protection Racket, todos como artista internacional. Creo, sin dudas, que sus instrumentos son los mejores disponibles en el mercado, pero por sobre todo, elijo a las compañías por la filosofía que las guía, sus deseos de innovar y apoyar a artistas como yo que estamos en un faceta particular del negocio y no solamente al baterista cuya banda sale en la tapa de la Rolling Stone.

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Durante la primera mitad del año estuviste dictando clínicas por varios puntos del país. ¿Qué proyectos tenés para lo que resta de 2019?
Por ahora sigo en Argentina en varias ciudades como Bahía Blanca, Puerto Madryn, Quilmes, Colón. En septiembre regreso a Colombia para 5 clínicas en Bogotá, Medellín y Cali. Luego en octubre estaré en Formosa, Tucumán y Paraguay y, si me dan los tiempos, España y Portugal. Tengo entre manos algo importante en USA, pero no puedo dar muchos detalles por ahora. Paralelamente a los workshops tengo mi propia banda Free Lions, con quienes deseo realizar una serie de shows. Hay además tres proyectos de colaboración frenados desde hace un tiempo y quiero comenzar a materializarlos. Sin prisa, pero sin pausa.

¿Qué debe tener un baterista para que lo llame un artista o banda?
Creo que uno debe estar preparado lo mejor posible. Ahora, cuando decimos banda o artista, ¿de qué hablamos? Si te llama Valeria Lynch, ¿estarás a la altura? ¿Podés tocar con click y leer bien? Si en cambio te llama Javier Malosetti, ¿qué sucede? Los requerimientos son diferentes: ténes que tocar fusión, funk, métricas irregulares, improvisar y más. En definitiva, las necesidades siempre dependerán hacia dónde enfoques tu carrera. Para trabajar es fundamental estar preparado, con un buen instrumento, saber leer, manejar programas de edición, ¡leer manuales! El factor humano es muy importante: actuar como profesional, no ser un intento de rockstar, levantarse temprano, ser puntual; agradable; interactuar con los demás; saber acatar las directrices de un director musical, ser buen compañero de banda. Nadie quiere viajar 6 horas en una van con un tipo que toca de 10 pero que es insoportable.

¿Algún consejo más?
Sí, ¡varios! Hay que saber de audio y microfonía, poder dialogar con un técnico de sonido. Conocer el instrumento de adentro hacia afuera. De ahí el auge de los drum doctors: los chicos no saben afinar ni conseguir un buen sonido de su instrumento; tocan covers con play alongs en YouTube y luego se enfrentan a que tienen que usar dinámicas en un bar para 35 personas con un piano acústico y no pueden tocar. Son tiempos muy difíciles para los que recién comienzan, el negocio cambió muchísimo y la verdad es que no hay muchas y buenas alternativas de trabajo. Aún así los bateristas nunca tuvieron mejor nivel.  Dicho esto, creo que las y los chicos tocan cada vez mejor, pero se tienen que resignar a tocar música horrible porque no hay artistas creativos o innovadores que puedan contener o desarrollar ese talento.

Te nombro algunos bateristas. Vos describímelos en una o dos palabras con lo que sientas, ¿dale?
Vinnie Colaiuta.
Genio.

Neil Peart.
Ídolo de juventud.

Oscar Moro.
Prócer nacional.

Elvin Jones.
Innovación.

Héctor “Pomo” Lorenzo.
Swing.

Steve Jordan.
Cool groove.

Earl Palmer.
Pionero.

John "JR" Robinson.
Profesional.

Alfred Berengena.
Amigo. Talento enorme.

Dave Weckl.
Motivación.

Argentina es un país complicado para vivir íntegramente de la música. ¿Qué consejos le podrías dar a aquellas o aquellos que quieren forjarse un futuro en esta profesión?
Todo lo dicho anteriormente, que no es poco. Ser abierto a todas las oportunidades, zapadas, jams, tocar lo más posible. Conectarte con músicos en general, no sólo bateristas sino cantantes, directores musicales, ingenieros de sonido o iluminación; toda la gente del rubro que puede llegar a pasar la voz de que estás tocando bárbaro y recomendarte para un gig. Estar lo más preparado posible y, sobre todo, sea lo que sea que hagas, hacerlo lo mejor posible.
La suerte es cuando la oportunidad se cruza con la capacidad, sin alguno de estos factores nada es posible. La capacidad depende 100% de nosotros, la oportunidad hay que buscarla y provocarla cuando creemos estar preparados. Buscá tu identidad, tu personalidad en el instrumento. Nadie quiere tocar con clones, nadie te va a llamar si sonás como otro, porque para eso está ese otro. Aportá algo distinto a la musica.

Si tuvieras la oportunidad de invitar a tu casa a una o un baterista, vivo o ya fallecido, a quién elegirías?
Hoy, lejos de escuchar bateristas, son otro tipo de artistas los que me inspiran: compositores, arquitectos, fotógrafos. A través de mi mujer conocí también a filósofos y me gusta la idea de contemplar las cosas desde otro ángulo. Me encantaría compartir un café con el musicólogo Nicolás Slonimsky, con Astor Piazzolla o Nadia Boulanger. Creo que ya hay demasiada batería en mi día a día y en mi casa, ¿no?  ¡Al menos debería cambiar las visitas para darle un respiro a mi mujer! (risas).

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