Lo cuenta Diego Arnedo en esta entrevista. Un día se encontró con Alejandro Medina y el bajista de Manal le dijo: “si querés tocar rock usá bajo Fender”. Arnedo siguió -hasta el día de hoy- el consejo de Medina y, desde la época de Sumo pasando por toda su obra con Divididos, se convirtió tal vez en el bajista más influyente del rock argentino. Un lujo para esta revista: Diego Arnedo abre su memoria musical y muestra su adn.
Uno de los pioneros en el piano jazzístico argentino. Este año volvió a presentar, esta vez junto a Ernesto Acher, un espectáculo basado en la música de George Gershwin, el compositor adorado por los jazzistas.
Uno de los pioneros en el piano jazzístico argentino. Este año volvió a presentar, esta vez junto a Ernesto Acher, un espectáculo basado en la música de George Gershwin, el compositor adorado por los jazzistas.
Compositor, guitarrista, arreglador y orquestador, Guillo Espel se mueve con la misma comodidad en la música popular como en la académica, casi siempre con una marcada impronta folclórica. Ha editado cinco discos con La Posta -su anterior grupo-, un álbum de música para solistas, orquestas sinfónicas o ensambles de cámara, y actualmente está presentando con su cuarteto -completado por Alejandro Guerschberg (bandoneón), Oscar Abrieu Roca (vibráfono) y Alfredo Zuccarelli (cello)- su trabajo más reciente, Salir al ruedo, publicado este año por MDR.
Fue bajista de Lebón en los tempranos ’80, integró la última formación de Fricción y comenzó los ’90 junto a Los Guarros. En la actualidad es parte de la banda (en vivo y en las grabaciones) de Vicentico y acaba de publicar su primer disco solista, llamado Milagro de pueblo.
Nació en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, una ciudad y una provincia de donde provienen muchos bateristas. Integró el trío de Litto Nebbia a fines de los ’90 y grabó sus discos solista en Melopea. Luego se radicó en Chile y desde hace algo más de un año vive en Nueva York. Desde allí, vía correo electrónico, repasó su carrera.
Ex tecladista de Turf, actual líder de Ríspico, junto con el baterista de aquella banda, Fernando Caloia. Además, batero y tecladista llevan adelante su propio estudio: Catedral.
Daniel Melero estuvo varias veces en lugares y momentos correctos como para tomar el tren de algo cercano a la popularidad. Pero, de acuerdo a lo que el mercado supone que debe ser la carrera de un músico con aspiraciones de éxito, siempre actuó de la manera incorrecta. Es lo más cercano que tiene el rock argentino a un teórico del género y, por supuesto, de si mismo. Alguna vez se definió como un no-músico aunque en esta entrevista casi se acepta como uno de ellos: “Sé varios acordes”, anuncia.
El bandoneonista, compositor y arreglador habla de su último disco, Soledad, la culminación de una trilogía donde primero abordó la orquesta típica (Comunidad, 2007), luego al trío con guitarra y contrabajo (Intimidad, 2008), y ahora se concentra en el bandoneón y sus cualidades expresivas en distintos estilos. Además, Mederos se explaya sobre la importancia social del baile y el confuso estado actual del tango.