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Todos estos años de gente

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Luis Alberto Spinetta. Entrevista de 1977 para la revista Pelo, citado en Spinetta Crónica e Iluminaciones, de Eduardo Berti.

Textos y Entrevistas: Pablo S. Alonso

Buenos Aires, 29 de diciembre de 2001. George Harrison había muerto exactamente un mes atrás, el país se iba al tacho -una vez vez más- el 20 a la noche y Racing volvía a salir campeón. El caos social postergaba una semana el concierto que, finalmente, Luis Alberto Spinetta comenzaba esa noche, en Obras.

Entró al escenario solo, sin su banda, con una remera de Jimi Hendrix. Acompañándose en la guitarra acústica, cantó “No te busques ya en el umbral (umbral)” y luego, siguió con “Don’t bother me”, la primer canción escrita por George Harrison. Cuando se muere un Beatle, artistas y público estamos hermanados por el mismo sentido de pérdida, pero sólo unos pocos músicos tienen el poder de curar. Escuchar a Luis esa noche fue sanador.

Una versión de “Good night” de Lennon cantada junto con Graciela Cosceri, y el final de “Here comes the sun” como cierre de “Al ver verás”, nos siguieron reconfortando a lo largo de las tres horas de show. “Este no es momento para festejar nada, sólo hay que resistir”, dijo en algún momento, en referencia a la realidad del país. Como sea, en perspectiva, esa noche parecía sugerir algo: no importa qué pase, Spinetta siempre iba a estar ahí, contra todos los males de este mundo.

Poco más de diez años después, los puntos en común con George -la búsqueda estética y espiritual más allá de los confines del rock, la maestría para usar acordes disminuidos, la exquisitez guitarrística, el sentido del humor, el gusto por los autos, el desinterés por participar del bobero mediático, entre otros- han agregado un paralelismo trágico. Pero esta vez no hay quien cure, quien pueda atemperar esta tristeza. No hay Spinetta.

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Lo que sigue es una serie de testimonios que no pretenden, necesariamente, abarcar de manera representativa la relación de estos músicos con L.A. Spinetta ni mucho menos resumir la totalidad de su carrera; sólo ilustrar y comentar distintas etapas y cualidades de su obra musical, además de algunas anécdotas y comentarios que pintan sus virtudes humanas.

Quizá la mayor enseñanza que Spinetta nos deja como artista es el deseo de avanzar constantemente; la evolución permanente, aún cuando sus últimos discos por momentos sugiriesen algo así como el período neoclásico dentro de su obra. Esta voluntad la notamos en sus letras, en sus armonías, en su renuncia a tocar canciones que le hubieran agenciado una carrera más redituable económicamente (un show de él sin “Muchacha” era como un show de Paul McCartney sin “Yesterday” o uno de los Stones sin “Brown sugar”), en su necesidad de aprender de otros músicos y su capacidad de sacar lo mejor de cada integrante de sus bandas, como también sabían hacer Frank Zappa y Miles Davis.

Su labor en las seis cuerdas es ilustrativo: aunque,tras el proceso formativo audible en sus solos Almendra y Pescado Rabioso, había alcanzado autoridad como guitarra líder en la segunda mitad de los setenta (por no hablar de su vocabulario de acordes), nunca dejó de probar nuevos acercamientos al instrumento, incluyendo la interacción con otros guitarristas (“Maravillosa, única y de mucha carga emotiva”, define Baltasar Comotto, quien tocó en sus últimas formaciones, en vivo y en estudio), pese a que -siempre- podría haber sido el único guitarrista de sus proyectos

“No es fácil”, le dijo Spinetta a Juan Carlos Diez en una de las charlas incluidas en el ibro Martropía (2006), cuando este le pidió que hablase de George Harrison. “Un músico que es muy difícil de describir y todo lo que diga no es nada al lado de lo que él es para mí. Porque es enorme la admiración que le he tenido constantemente como violero, como todo, como músico en su totalidad.”

Exactamente lo mismo podemos decir de Luis.

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RODOLFO GARCÍA
Baterista de Almendra (1967-1970, 1979-1981) colaborador en Artaud (1973) y Estrelicia (1997) e integrante de uno de los dos últimos proyectos musicales de Luis Alberto Spinetta: un trío -primero con Emilio del Guercio en bajo, luego con Daniel Ferrón- que se juntaba a tocar en la casa-estudio del Flaco. En una nota publicada en Chile en junio de 2010, Luis habló de la posibilidad del lanzamiento a fines de ese año de un disco del trío, bautizado Los Amigos. Hoy Rodolfo dice que no había planes concretos, aunque es posible que un álbum termine viendo la luz. Por otro lado, la reunión de Almendra podría haber continuado tras el Vélez de Spinetta y Las Bandas Eternas de diciembre de 2009: había planes para que el grupo tocase a principios del año siguiente en el sur del país, como apoyo a una campaña por fuentes energéticas alternativas y renovables: “Era un plan muy ambicioso y muy hermoso. No estaba patrocinado por ningún organismo ni cosa por el estilo. Iba a hacerse en un parque eólico, ubicado sobre una meseta de Comodoro Rivadavia. Quedó de lado por desacuerdos entre los integrantes del grupo”, dice García hoy.

Almendra
“Lo compacto del grupo tenía una sola explicación: La cantidad de horas dedicadas al ensayo antes de cada grabación. Nosotros ensayábamos casi a diario, grabáramos o no, y eso a la larga da sus resultados.

“Nos gustaban mucho los trabajos vocales de los Byrds y los Beatles. En mi caso personal siempre escuché grupos vocales porque me encantan. Los de afuera y los de acá. Yo escuchaba mucho por ejemplo a los grupos del Chango Farías Gómez, Los Andariegos, etcétera. De ellos también aprendí. Pero a la hora de hacer arreglos para Almendra tratábamos siempre de desprendernos de influencias de otros.”

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“Los arreglos orquestales de los primeros simples de Almendra, si bien eran escritos por (Rodolfo) Alchourrón -nosotros no escribíamos música- estaban básicamente sugeridos por nosotros. Hubo aportes de Alchourrón por ejemplo en los trombones y cornos de ‘Campos verdes’ y un par de cosas más. En cambio en ‘Laura va’ le pedimos a Alchourrón que escribiera libremente. Tuvimos un par de reuniones en su casa para comentarle la idea general del tema, pero luego escribió con absoluta libertad al punto que supimos lo que había hecho en el estudio el mismo día de la grabación del tema. Un arreglo descomunal. En cuanto a la relación con RCA, siempre fuimosautónomos, creativamente hablando.”

Creo que todos los grupos integrados por músicos de Almendra tienen algo de aquel espíritu original aunque hayamos encarado por diferentes rumbos estilísticos.”

El valle interior me parece un muy buen disco que sufrió el hecho de ser un disco poco ‘rodado’ ya que Almendra dejó de actuar a poco tiempo de que apareciera. Es otro Almendra. Es Almendra del año ‘81.”

Artaud
“Fue el propio Luis el que decidió en qué tema tocaría cada uno. Yo grabé dos temas (‘Superchería’ y ‘Las habladurías del mundo’) formando base con Emilio (quien también grabó, con Gustavo Spinetta en batería, ‘Cementerio Club’ y ‘Bajan’). Armamos los dos temas prácticamente en el estudio. Sonó fluido y con frescura. Como si estuviésemos tocando en vivo.”

“La miel en tu ventana”
“Un día me llamó Luis y me propuso viajar con él a Miami para grabar su unplugged para MTV. Me puso como condición’ volver a tocar el acordeón para hacer un dúo con él. A pesar de lo extraño de la propuesta acepté con mucho placer. Fue una experiencia muy linda. El tema fue uno de los primeros de Almendra que quedó relegado del repertorio y nunca fue grabado dada la cantidad de otros temas que iban surgiendo.”

Trío con Luis y Emilio - Trío Los Amigos (Spinetta - Ferrón-García)
“Se trató de juntadas, al principio con Emilio (quien debió alejarse por estar ocupado con su programa de TV Cómo lo hice) y luego con Daniel (Ferrón). Una manera de despuntar el vicio pero sin proyecto alguno por delante, ni de tocar en vivo ni de grabar. Temas simples. Hermosa música. Un día en un ensayo el Flaco le preguntó a su asistente Aníbal ‘la Vieja’ Barrios. ¿Qué nombre le pondrías a este trío? Los Amigos, contestó Aníbal. Eso fue todo.”

BOCÓN FRASCINO
Bajista de la formación inicial en trío de Pescado Rabioso, donde co-compuso algunas canciones. Para cuando salió el debut Desatormentándonos, en septiembre de 1972, Pescado ya contaba con Carlos Cutaia en teclados como cuarto integrante. Un mes después, Frascino dejó el grupo y -temporariamente- la música. Aparte de ese álbum, Bocón aparece en el simple “Me gusta ese tajo”, editado en 1973. En la década del 90 grabaría un álbum con una nueva formación de Engranaje en La Diosa Salvaje. Participó, como guitarrista, en la reunión de Pescado para Las Bandas Eternas.

“Almendra era un grupo muy grosso, entonces cuando uno deja un grupo así, es difícil remontarlo. Me parece que Luis estaba buscando algo que cambiara la onda que venía haciendo hasta ese momento. El primer contacto él lo tuvo con Black (Amaya, baterista de Pescado). Yo ya lo conocía a Luis, pero el que le habló para que yo tocara en Pescado fue el Negro, porque veníamos tocando juntos con Engranaje, que lo había formado Pappo en el 68, (también con Black) habíamos hecho un Pappo’s Blues embrionario. Ahí se formó el trío, yo acepté laburar como bajista y en ocasiones podía tocar viola. El Flaco venía con temas nuevos, pero algunos todavía tenían la esencia de lo que era Almendra. Cuando lo empezamos a elaborar se buscó la forma de engranar las partes líricas, y él empezó a tirar a una tendencia más agresiva. Luis decía que había cambiado el lenguaje que usaba en Almendra y estaba trabajando sobre un lenguaje más crudo."

Con Luis nos juntábamos antes de que venga el Negro, porque el Negro era muy nervioso, entonces nosotros laburábamos en cosas aparte, el formato de los temas, las armonías, porque con el bajo, como tengo conocimientos de viola, tratábamos de llenar bien las partes, de armonizar algunos pasajes de ritmo. Había riffs que yo los tenía en viola, y nos lo pasábamos, había pasajes que él tenía que yo les metía algunas armonías, de ahí quedaron en coautoría. Hay cosas que salían de lo que hacíamos zapando, surgían del grupo. Así salieron ‘Algo flota en la laguna’ y ‘Mi espíritu se fue’, que compuse con Spinetta. Los tres tenemos ‘Me gusta ese tajo’ y ‘Dulce 3 nocturno’. En ‘Me gusta ese tajo’ toco el bajo y la primera guitarra; él toca la guitarra rítmica. En ‘Dulce tres nocturno’ toco dos guitarras.”

“Quedaron sin grabarse temas que eran muy buenos. Eran canciones de él: ‘La fiebre paranoica’, ‘Pibe’, ‘Mensaje a las larvas’, ‘La tabla de nada’, ‘Suave nube dama’. A ‘Nena boba’ después lo grabaron (con David Lebón y Carlos Cutaia en Pescado 2 en 1973). Se nota que el lenguaje que había empleado era un poco más agresivo, estaba relacionado con lo que estaba pasando en ese memento, tenía una tendencia a ir contra la represión y acentuar en el público el mensaje de cambio que se estaba realizando en ese momento por intermedio de los músicos. Eran canciones que teníamos ensayadas y las hacíamos, pero no entraban dentro del disco. Se hizo una lista y se eligieron los que íbamos a grabar."

“Almendra era más acordes, Pescado eran riffs mas hard-rock. En esa época estaba muy arriba Deep Purple, Led Zeppelin, Aqualung de Jethro Tull. Nosotros escuchábamoseso y nos tirábamos a hacer algo así. También escuchábamos mucho Sticky Fingers (Rolling Stones). Los Beatles siempre nos gustaron. Pescado era en vivo un grupo bastante fuerte.”

MACHI RUFINO
Bajista de Invisible (1973-1976) y de A 18’ del sol (1977), que grabó como parte de Banda Spinetta. Grabó en dos canciones de Mondo di cromo (1983), participó en La La La (1986) y -ya como integrante del grupo que acompañaba a Spinetta- Téster de violencia (1988). Además, estuvo involucrado del otro lado de la pecera, como ingeniero en Fuego gris (1993) y restaurador del audio del concierto de Almendra en el Teatro del Globo en 1969, editado por Página/12 en 2004

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Invisible
(En octubre de 1973) Luis me vino a ver a mi casa de Palermo, me tocó el portero eléctrico y me dijo Machi, soy Luis. Obviamente, qué otro Luis iba a ser (risas), el único que conocía era Luis Alberto. Mirá, ya estoy con Pomo -ya había arreglado con Pomo- y me vino a buscar para lo que iba a ser Invisible. No nos pusimos a planear una movida, nos juntamos a tocar; sí recuerdo que teníamos la idea de hacer un cuarteto con un teclado, cosa que nunca ocurrió, y que quedó el trío, después de dos o tres intentos de sumar una cuarta persona.” (Hubo tecladistas invitados en canciones de Durazno sangrando y El jardín de los presentes, en donde se sumó un cuarto integrante: el guitarrista Tomás Gubitsch.)

Nos fuimos durante tres meses a una quinta que nos prestaron en General Rodríguez. Estábamos aislados de todo, íbamos los tres solos, no llevábamos asistentes ni familiares, estábamos los tres ahí de lunes a viernes;como ingeniero en Fuego gris (1993) y restaurador del solamente veníamos los fines de semana a Capital. Tocábamos todo el día, después de tocar hablábamos mucho, cocinábamos nosotros, dormíamos con las camas una al lado de la otra, como si fuésemos una comunidad hippie. Eso fue determinante, porque muchos años después, mucha gente -me acuerdo de Ricardo Mollo- me pregunta ¿Cómo sonaban así? Yo siempre contesté lo mismo: creo que era esa unión humana tan fuerte que nosotros teníamos, que fue única porque después fue imposible repetirlo en otras experiencias musicales, ya éramos padres de familia; todo eso se transmutaba en la música. Eso fue Invisible. Alguna vez le pregunté a Luis, de puro curioso nomás, qué era Invisible para él. Me dijo: Mirá Machi, Invisiblees una joya que la guardo en un cofre de oro. Esa fue su respuesta, no me la olvido más.”

A 18’ del sol
“Después de la disolución de Invisible hubo un bache muy corto, tres, cuatro meses, que yo estaba en una de especie de proyecto con Pomo, donde también estaba Lito Epumer, que después se transformó en Señor Zutano. Pero por el otro lado, fui un día a la casa de Luis y él estaba con Diego Rapoport, y a mí siempre me interesó el jazz, que después lo pude convertir en una realidad cuando fui convocado por Baby López Furst. Pero en ese momento el músico más cercano de jazz era Diego Rapoport, y él también se entusiasmó conmigo, y ahí nomás Luis me invitó a tocar juntos. En un primer momento tocábamos en trío, sin batería, con el Micromoog, poníamos un ritmo (risas) y tocábamos con eso. Después incorporamos a Osvaldo López, un gran baterista argentino. Con esa formación grabamos A 18 minutos del sol, que una vez leí en un reportaje que Luis Alberto dijo que era el mejor disco que había grabado en su vida. (En Spinetta Crónica e Iluminaciones lo define como ‘La mejor grabación que hice’.)Y entonces le pregunté ¿Esto es verdad o el periodista puso cualquier cosa? No, me dice, ¿no te acordás cuando grabamos ‘Viejas mascarillas’? Quedémedio avergonzado de haber preguntado eso (risas).”

La Banda Spinetta, el repertorio no grabado y la crítica “tan dura como los tímpanos de los críticos” (L.A.S. dixit, 1988).
“‘On green dolphin street’, ‘Maiden voyage’ (Herbie Hancock), hay algunos temas inéditos de Spinetta como ‘Tanino’, ‘Bahiana split’. Fue una etapa que recuerdo perfectamente, las críticas hacia Luis fueron casi crueles, lo hicieron sentir muy mal porque él de alguna manera lo explica en un concierto Yo consideraba el jazz mi enemigo, y de pronto descubro que para nada es mi enemigo, había muchos puntos en contacto. Eso fue en el año 77; en 1985 Sting arma una banda con todos jazzeros. En ese momento me invitan a ver una película (Bring on the night) para después comentarla. Había periodistas que le habían bajado la caña a Luis Alberto en 1977. Uno de esos cuando termina la película me dice Pero qué genio, qué extraordinario. Le digo ¿Si? Esto Luis Alberto lo hizo diez años antes y ustedes le prendieron fuego. El tipo bajó la vista y se fue silbando bajito. Luis siempre fue un adelantado a todo, incluso a eso, a juntar músicos de jazz con músicos de rock.”

Mondo di cromo
“Luis me pasó los temas que quería que tocara. (La reunión de Invisible en el tema ‘Días de silencio’) simplemente ocurrió. Es más, ocurrió arriba de un escenario porque después esto se presentó en vivo en el Teatro Coliseo (junto con Bajo Belgrano de Jade). Me acuerdo que del Coliseo me tenía que ir corriendo a la (vieja) Trastienda para tocar con Baby y Jorge Navarro. Y ahí en el escenario apareció Invisible, porque lo tocamos en trío, pero nunca se anunció como la vuelta de Invisible.”

El fantasma en la máquina
“Yo no tenía problema en tocar arriba de una máquina, para nada, como tampoco lo tenía Jota Morelli. Y yo estoy habituado a tocar sobre metrónomo, tan habituado que, por ejemplo, cuando grabamos -yo grabé de técnico muchos años, estuve de un lado y del otro del vidrio- la música de la película Fuego gris (1993), a Luis accidentalmente se le había borrado el track de una batería electrónica. Un día escuchando el track le digo Qué lindo tema que es este. Sí, Machi pero era más lindo cuando estaba el track que se borró. Entonces digo ¿Querés que yo le ponga mano? Me miró como si le hubiera dicho acabo de llegar de Venus. Dejáme probar. Entonces se fue a jugar al ping pong con Aníbal Barrios, la Vieja, arranqué el track, puse la máquina y con dos deditos en el pad de la batería puse el hi hat a mano. Lo llamo y le digo Luis, escuchá, y a Luis se le salieron los ojos de las orbitas.”

Un bajista donde todas las notas suenan con profundidad, muy preciso.” (L.A.S., Humor 1988)
“Si Luis Alberto consideraba que mi forma de tocar, mi sonido, servían a su música, un bajista como yo, de la vieja escuela bajística, me siento que puedo tocar con músicos más jóvenes que no pertenecen a mi generación. Ese sonido clásico era lo que buscaba Luis, es lo que buscó siempre. Javier (Malosetti) es un virtuoso, pero a la hora de hacer bases hace bases como todos.”

LEO SUJATOVICH
Se sumó a Spinetta Jade en reemplazo de Juan Del Barrio. En el segundo álbum del grupo, Los niños que escriben en el cielo (1981), compartió el rol de tecladista con el recordado Diego Rapoport, quien falleció en diciembre de 2011, en el viaje de regreso a Bariloche, luego de haber visitado a Luis en Buenos Aires. Sujatovich fue el único tecladista en Bajo Belgrano (1983), donde dejó su impronta en la composición y arreglos. También participó en el álbum solista de L.A.S. Mondo di cromo (1983) y en Las Bandas Eternas.

Jade
“Ingresé a la banda justo para preparar la grabación de Los niños que escriben en el cielo y gran parte de esos roles ya estaban planteados. Diego era más ‘pianista’ y yo más ‘tecladista’, aunque Diego también tocaba sintes: Oberheim OBX, Micromoog. Más adelante, sucedió que las cosas entre Luis y Diego andaban algo tensas y él optó por dejar la banda. Yo me sentía cómodo en el rol de único tecladista, y así quedaron las cosas.”

“Cuando yo compuse ‘Vida siempre’ lo hice solo, en mi casa y un día se lo llevé a Luis y me dijo que quería ponerle letra. ¡Yo casi me muero! Desde ya, para mí era una época de escuchar mucho a los grandes pianistas de jazz y eso ejerció una fuerte influencia en mí. Luis era, sin dudas, un gran admirador de Bill Evans. Escuchábamos mucho a Lee Ritenour, a Pat Metheny, a Bach, a Herbie Hancock, entre otras mil cosas.”

“Era todo muy espontáneo y divertido. Nos juntábamos tanto en la sala de ensayo como en mi casa. Mi vieja (Pichona Sujatovich) daba clases de piano en un cuarto y en el otro resulta que estaba Spinetta, que había venido a mi casa a tocar y componer conmigo. Un sueño.”

Mondo di cromo
“Creo que fue un juego más de Luis, que estaba en un época muy inspirada y le brotaba mucha música. Se dio ese gusto. Estábamos mucho tiempo juntos, compartiendo mucha cosas y así, espontáneamente, me pidió que fuera unos días a Del Cielito y grabé los temas de Mondo, pero ahí fue mas ‘a la batuta’ de él.”

LEO SUJATOVICH
“Ese fue uno de los tantos gestos de reconocimiento de Luis. Nadie me planteó ser el ‘arreglador oficial’ de Bajo Belgrano, pero lo cierto es que finalmente yo propuse muchísimos arreglos para el disco y Luis entendió que eso debía ser mencionado, entonces fue él quien un día me dijo Che... en lo créditos... quiero que figures a cargode los arreglos. Ese era Luis Alberto Spinetta.”

CARLOS FRANZETTI
El pianista y compositor colaboró artísticamente con Spinetta en 1986, cuando arregló y dirigió una sección orquestal para algunos temas de La la la, el álbum doble que Luis (“Uno de los mejores que hice, si no el mejor”, le L.A.S. dijo en 1988 a Eduardo Berti) realizó con Fito Páez. Allí, además, Franzetti también aportó un instrumental de su autoría (‘Retrato de bambis’). Su segunda y última colaboración fue para el unplugged para MTV de 1997, que se editó ese mismo año bajo el título de Estrelicia. En Recorplay #70 el Mono Fontana observaba la influencia de Claus Ogerman compositor de Symbiosis, un álbum hecho a dúo entre Ogerman Bill Evans, del cual Spinetta gustaba particularmente en los arreglos para Estrelicia de Franzetti. En este unplugged Franzetti, además de trabajar sobre “Jazmín” (del doble de Los Socios), tuvo que elegir, a pedido de Luis, entre tres clásicos de Almendra: “Plegaria para un niño dormido”, “Muchacha (ojos de papel)” y “Laura va”. Se decantó por el último, al que agregó un compás de cinco tiempos que ocasionó a -Spinetta según él mismo contó en Martropía- una dificultad inicial a la hora de interpretar la nueva versión.

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“Con Luis Alberto nos conocíamos desde mucho antes de Almendra. Nos conocimos con él y Rodolfo García durante unas actuaciones artísticas en la provincias de Buenos Aires. Te estoy hablando del 1966 ó 1967. Yo en esa época cantaba por TV en un show llamado Show de Septimio. Me habían dejado sin contrato, y mi representante de esa época -Ricardo Mejía (a la sazón director de RCA Victor y creador del Club del Clan)- me consiguió unos bailes para que fuera a cantar -standards de jazz y boleros- co la orquesta de Varela Varelita. En el ómnibus en el que iba para hacer esas actuaciones eran todos jovatos, menos yo y dos pibes que resultaron ser Spinetta y Rodolfo García. No sé cómo se llamaba ese grupo, pero creo que en este caso, Luis tocaba la guitarra y cantaba junto a Rodolfo. Con Rodolfo -él se acuerda- nos pusimos a habla de música y de músicos de jazz, mientras Luis Alberto escuchaba; en un momento de nuestra conversación, medio molesto, terció: ¿Le pueden dar pelota a alguien a quien le gusta Maynard Ferguson?”

[Completa Rodolfo García: “Esto ocurrió en la ciudad de Chacabuco que, creo, cumplía 100 años en aquella oportunidad. Entoldaron una calle y la transformaron en un gran auditorio. Debe haber sido antes del 66, posiblemente en el 65. Nosotros por fuera de los shows con Los Larkings (el grupo pre-Almendra de L.A.S y R.G) fuimos allí para acompañar a un cantante comercial que también manejaba nuestro representante y era oriundo de allí. A partir de ese encuentro fortuito quedamos amigos los tres y nos reuníamos con cierta frecuencia con Carlos en su casa a escuchar música durante largas horas.”]

La la la
“Recuerdo que durante esa época yo vivía entre Buenos Aires y Nueva York. En Buenos Aires, a principios de 1984, había grabado con el Polaco Goyeneche y una orquesta sinfónica (el disco El Polaco por dentro, luego reeditado como Gracias a la vida). Aparentemente fue a raíz de estas grabaciones que a Fito se le ocurrió llamarme para hacer los arreglos de cuerdas de La la la.”

“Para La la la nos encontramos en mi casa. Planeamos los arreglos, que iban a ser en cinco temas. Llegado el día de la grabación yo llevé los temas arreglados, a lo que le sumé una larga introducción para usar como un interludio. A Luis Alberto le gustó y de acuerdo con Páez incluyeron esta introducción, llamándolo ‘Retrato de bambis’. Seguramente el titulo fue de Spinetta, ya que él usaba el término ‘bambis’. (En el libro Spinetta Crónica e Iluminaciones, L.A.S. dio su definición de ‘bambis’: ‘Dícese de las personas insistentes y caprichosas.’) O sea que lo mío fue un retrato caprichoso. El tema aparece como una curiosidad instrumental en el disco.”

Estrelicia
“Es indudable que la música de Claus Ogerman surtió una gran influencia en mis arreglos. Pienso que con Luis teníamos gustos musicales similares también gastronómicos; el sushi del restaurante de Katzuo, por ejemplo pero él nunca me mencionó a Ogerman como modelo cuando me llamó para hacer los arreglos del unplugged. Pienso que confiaba en mí y esperaba un resultado en cierta forma similar al de La la la. Cuando nos encontramos en Miami para ensayar Luis estaba un poco preocupado por las disonancias que le había escrito al arreglo de ‘Laura va’ pero luego de un par de ensayos le encontró la vuelta perfectamente. En cambio, con ‘Jazmín’ lo cantó desde el comienzo sin ningún problema. Recuerdo que se grabaron dos tomas de cada tema y fueron seleccionadas las primeras, sin ninguna repetición ni edición.”

“‘Laura va’ me gustaba mas que ‘Plegaria’. En cuanto a ‘Muchacha’ Luis estaba cansado de hacerlo y de que se lo pidiesen constantemente. Yo ya había hecho un arreglo de ‘Muchacha’ para Carlos Bisso, que lo cantó en inglés en 1970 (el LP Carlos Bisso y su Conexión N° 5) y Luis vino a casa a escuchar la grabación. Volviendo al unplugged, Luis Alberto me llamó por teléfono a Nueva York y me dijo: Hacemos Jazmín, el otro elegílo vos y yo opté por ‘Laura va’.”

“Con ‘Jazmín’ no tuve ningún problema ya que las excelentes armonías y línea melódica de Luis dictaban el arreglo musical. En el caso de ‘Laura va’, quise hacer un arreglo totalmente distinto al original, de ahí que de repente tuviese pausas entre las estrofas, incluyendo ese compás de 5/4. Pero como dije anteriormente, Luis era una persona muy musical, muy sensible y profesional. Cuando se puso a cantar, se olvido del compás en cuestión y lo cantó de pe a pa, sin detenerse. Yo no tuve que darle ninguna entrada en especial, sólo la del comienzo del tema. Fue una experiencia muy grata y quedamos en hacer otra serie de grabaciones por el estilo. Lamentablemente no se dio.”

JOTA MORELLI
A excepción del proyecto La la la, donde tocan Daniel “Tuerto” Wirtz (por entonces baterista de Páez) y Lucio Mazaira, entre el final de Jade en 1985 y la convocatoria de Jota Morelli en 1987, Spinetta no utilizó baterista ni en vivo ni en estudio (Privé solo tiene un par de contribuciones en percusión de Osvaldo Fattoruso). “Después de mucho sufrir sin Pomo” (Spinetta dixit, 1988), Jota Morelli se convirtió en su principal baterista hasta 1993 (aunque en el álbum en vivo Exactas, de 1990, toca Marcelo Novatti y Pelusón Of Milk, de 1991 es todo sequencers).“Por el año 86 yo estaba tocando con Madre Atómica junto a Mono Fontana, Guille Vadalá y Lito Epumer. Lito y el Mono ya habían tocado con Luis en Spinetta Jade. Con Madre Atómica tocábamos todos los miércoles en la vieja Trastienda y de vez en cuando nos venia a ver el gran maestro, a quien yo admiraba muchísimo. Recuerdo que una vez nos fue a ver al Centro Cultural San Martín y después del show nos vino a felicitar al “Tester se grabó en Del Cielito con (el ingeniero) Mariano López... salió Téster y vinieron las giras por Latinoamérica y Argentina con esa tremenda banda. La época de Tester fue alucinante, después de un par de años (1989) vinieron algunos cambios en la banda: Javier Malosetti reemplazó a Machi y Claudio Cardone a Chofi, y ahí vino Don Lucero (1989), otra biblia, y Fuego gris (1993), que fue la música de una peli. Tocamos muchísimo y lo pasábamos súper bien. Luis tenia un sentido del humor increíble... Fue un padre y un hermano para mí.”

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CLAUDIO CARDONE
Desde Don Lucero, fue tecladista en todos los discos de L.A.S. -a excepción de Estrelicia- y en la mayoría de sus shows que requerían del instrumento. Puntal de su última banda, participante de Las Bandas Eternas, en esta edición de Recorplay también realiza un aporte importante a la nota sobre el universo armónico de L.A. Spinetta (ver página 40). Aquí incluimos unos comentarios sobre “Tonta luz”, canción que tocó en el homenaje realizado en La Perla el pasado 22 de febrero.“(Los teclados) muy pocas veces Luis lo utilizaba para tocar o componer. ‘Tonta Luz’, ‘A Starosta el idiota’ o ‘Ven vení’, por ejemplo, son de los contados casos en los que compuso en un teclado. Generalmente en vivo ‘Tonta luz’ se tocaba tal cual, pero me pedía que la toque bastante más rápida que la versión del CD (Silver sorgo, 2001). En una ocasión, se repitió dos veces la canción, pero con una improvisación del Mono (Fontana) en la mitad, Luis le pidió como un violinista que improvisaba... Y el otro día el Mono me pidió que con Ale Corvalán también la hagamos doble, no tan rápida, y con una improvisación en el medio. Luis hizo originalmente ‘Tonta luz’ en el sequencer de su Korg Trinity. Grabó ambas manos por separado, digamos. Y el resultado es algo extraordinario... totalmente original.”

MARCELO TORRES
Bajista de Los Socios del Desierto (1994-2001), el grupo donde L.A. Spinetta no sólo volvió ser el único guitarrista de su grupo, sino también el proyecto desde el que redefinió su relación con la industria discográfica. El doble CD Spinetta y los Socios del Desierto (cuyo baterista era Daniel Wirtz) se editó en 1997, dos años después de su grabación, cuando Luis finalmente consiguió que una compañía (Sony) aceptara sus exigencias contractuales. Los Socios abandonaron momentáneamente el formato de trío para Estrelicia y definitivamente para Los ojos (1999). El período llegó a su fin durante las sesiones de Silver sorgo. El reemplazante de Torres fue en su retorno al grupo de L.A.S. Javier Malosetti, quien a su vez tocó la batería en la aparición de los Socios en Las Bandas Eternas, en homenaje a Wirtz, quien falleció en 2008. El mejor álbum de la música argentina de los ‘90, Spinetta y los Socios del Desierto no sólo está entre los grandes dobles (aunque en vinilo hubiera sido un triple) de nuestro rock junto a, claro, Almendra II (1970), Pescado 2 y La la la, sino que funciona como el Aleph del universo musical de Luis Alberto Spinetta: todos sus estilos y búsquedas confluyen en un formato básico de guitarra, bajo y batería, más la ocasional aparición en teclados de Claudio Cardone.

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Socios de la nada
“Desde el mismo momento en que nos juntamos a tocar, sonábamos como si hubiésemos tocado toda la vida juntos. Sin hablar mucho se sucedían los temas/ ideas que Luis proponía y todo fluía a la perfección. La primera vez que nos vimos sacamos cinco o seis temas. Recuerdo que era como en las películas, donde un músico empieza a tocar y luego toda la banda lo sigue a la perfección. Bueno, eso fue lo que sucedió ese día, en tiempo real: un milagro.”

“Nos reuníamos informalmente tres o cuatro veces a la semana; así, luego de dos meses de juntadas, el 25 de mayo de 1994, durante una cena en un restaurante japonés -Luis apreciaba muchísimo la cultura japonesa y sobre todo su comida- nos dijo Muchachos acá no hay ni manager, ni shows, ni discos, ni nada, ¿quieren entrar en mi grupo? Sólo está el guitarrista y al cantante vamos a ver si lo contratamos. Lo voy a llamar Spinetta y Los Socios del Desierto, porque van a ser mis socios de la nada,como en un desierto.”

“De más esta decir que en ese momento no me importaba nada más que tocar con él y con el Tuerto, y compartir esas reuniones musicales interminables que eran nuestros ensayos. Luis no tenía ninguna compañía discográfica, ni representante, ni productor a la vista. Recuerdo que los primeros cuatro temas que grabamos fueron en realidad producidos como demo, porque el Tuerto insistía que teníamos que grabar algo para capturar el momento del grupo. Uno de esos temas fue ‘Cheques’ y los otros tres también formaron parte del disco doble de los Socios.

“Recuerdo que una de las cosas que me atraía de los Socios era que se parecía mucho a un grupo de garage; pasábamos mucho tiempo juntos, Luis necesitaba volver a sentir ese espíritu de grupo y yo también, por eso le agradezco esa gran oportunidad que fueron los Socios del Desierto. Era inverosímil un grupo de esa característica en los ‘90 con un Spinetta queriendo como arrancar de cero nuevamente.”

“Supongo que esta rebeldía que quería expresar el Flaco con el trío en parte tenía que ver, en primer lugar, con una necesidad de cambio, y, segundo, con el posibledesgaste de Spinetta con el establishment de la música. El manifiesto presentado por Spinetta con motivo del desinterés por parte de las discográficas para la edición del disco doble y la posterior negociación con Sony es una muestra de esto.”

Los Socios y los tríos de Bill Evans
“Si bien nunca hubo ninguna referencia concreta, los Socios tocábamos con una libertad e interacción que podría tener alguna connotación en esa dirección. Además, la grabación del disco doble fue hecha tocando los tres juntos en el estudio, en real time, luego él sobregrabó algunas guitarras de base y un solo de guitarra de nylon en ‘Luz sin freno’. Esa también puede ser de alguna manera una forma de acercarse al espíritu de los tríos de Evans. Bill Evans era un bálsamo para Luis, cuando notaba alguna tensión en el ambiente ponía play y purificaba el aire con su música... yeites de Luisito.

Los Socios en vivo
“En el escenario tocábamos juntitos para escucharnos mejor; la bata poderosísima del Tuerto, sin monitoreo, el bajo por su equipo y la guitarra por su equipo, y en el monitor sólo la voz de Luis. El Toro Martínez llevaba una consola de doce canales para toda la banda y creo que le sobraban algunos, así tocamos frente a 100 mil personas en Palermo”.

“Yo coincidía plenamente con todas las decisiones que Luis tomaba y la de tocar sin disco editado era una de ellas. Como pirateaban las grabaciones de los conciertos, el público conocía los temas. Igual siempre había material de estreno... como era costumbre en Spinetta. Si bien era extraño en ese momento, era lo que hacían los grupos en los ‘70, tocar por tocar, sin la necesidad de tener que vender algo, y luego se grababa. Esa actitud súper roquera de Spinetta me encantaba.”

Doble o nada
“El universo de Spinetta es tan vasto musicalmente que en este disco doble queda registrado una buena parte de su impronta creativa y poética. Una de las cosas que me impresionaron siempre de Spinetta, además de su manera muy personal de armar y combinar los acordes, fueron las formas tan variadas que le daba a sus temas: podías encontrar formas simétricas, asimétricas, en espejo, con intro, sin intro, con pasajes instrumentales, modulaciones por todos lados, con solos en lugares no convencionales, etcétera.”

“‘Cheques’ es el único tema de todo el repertorio de Los Socios donde Luis me pidió especialmente que pensara algo para la parte del solo de guitarra. En general teníamos las partes principales de los temas armadas, pero siempre encontrábamos un espacio para la improvisación. Tocar acordes en los solos de guitarra ‘Se convirtió en la noche’, ‘Mi sueño de hoy’, ‘Luna de abril’ o en otras partes de los temas –‘Bosnia’, ‘San Cristóforo’ (del disco en vivo homónimo, 1998, co-escrita entre ambos)- con mi bajo de seis cuerdas ampliaba la paleta de sonidos del trío y esto a Luis le gustaba.”

“Lo mas trascendente/gratificante para mi fue poder acompañar/compartir musicalmente esos diferentes e importantísimos momentos creativos de Spinetta. Participar en el disco doble, el unplugged de MTV, San Cristóforo, Los ojos y en varios temas en Silver Sorgo, es muchísimo más de lo que imaginaba un pibe que a los 12 años era obrero de una fabrica en Caseros y fantaseaba con ser músico: pensar que uno de mis sueños era poder grabar por lo menos unos temas con el Flaco, según parece las cosas salieron mejor de lo esperado. ‘A L. A. Spinetta por su música y por dejarme compartir su juego creativo en los Socios...’ esta es la dedicatoria que puse en mi último disco, Átomo. Por suerte se lo pude regalar y él tuvo el gesto amoroso de regalarme una tarde para escucharlo juntos, fue la última vez que nos vimos, este encuentro lo recordaré con gran emoción toda mi vida.”

RAFA ARCAUTE
Aportó teclados a Silver sorgo y a la presentación de ese álbum en Obras, cuyo registro en disco se llama Argentina Sorgofilms Presenta: Spinetta en Obras (2002). Pero su principal aporte al universo spinettiano es Para los árboles, de 2003, el mejor álbum de Spinetta de la década pasada; una suerte de upgrade del intimismo de Pelusón of milk (“Si ese mismo disco lo grabase hoy en estas consolas sonaría increíblemente mejor”, declaró Luis en Martropía, en referencia a Pelusón...) donde, además de tocar parte de los teclados, ofició de ingeniero y fue acreditado como co-productor de la mitad de las canciones. De ese álbum, también remezcló “Agua de la miseria” para el EP Camalotus (2004). “Luis es el único artista en el que la composición, a mi entender, ya concibe muchos aspectos de la producción y los arreglos en sí. Muy pocas veces hemos hecho demos de las canciones en los discos que me tocó participar. La inspiración misma de la canción llevaba a construirla en torno a sus propios elementos. Siempre se mostraba muy inquieto con todas las actualizaciones tecnológicas en todo sentido. Si bien estaba muy atento a un sonido elegante y siempre innovador, creo que su preferencia era poner la técnica en función de la musicalidad y el arte. Grababa las tomas necesarias para construir con su voz o su instrumento exactamente lo que buscaba. Era un gran diseñador sonoro; tanto de sus textos y su voz, como de cualquiebuscaba. Era un gran diseñador sonoro; tanto de sus textos y su voz, como de cualquier instrumento.”

“Luis sorprendía y aún sorprende... y siempre sorprenderá. En una mezcla podía quitar un arreglo o algún elemento que uno consideraba ‘imprescindible’, pero que él podía ver más allá y saber cómo podía afectar eso en el tiempo. Muchas decisiones de las que me tocó ser testigo en su música las he comprendido y las sigo descubriendo con el tiempo. Tenia un sexto sentido para dejar su música y su obra bajo una atemporalidad que sólo pocos pueden lograr y ver.”

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Final
Volvemos a Marcelo Torres, con palabras más que elocuentes: “El estado de orfandad en que nos ha dejado la muerte de Spinetta es inconmensurable. El equilibrio entre el arte y el no arte se ha desmadrado, se ha roto, habrá que hacer mucho para recomponerlo y recuperar algo de esa conciencia que representaba Luis Alberto Spinetta. Algunos dábamos por sentado que a pesar de toda esa seudo-música sonando, siempre estaba el Flaco con su vida, en estado de arte, sosteniendo la llama olímpica del buen gusto y de la belleza. Carajo... ya no está, ahora se vienen tiempos sin Spinetta, un mundo sin Spinetta, habrá que transitarlo, y todos los que nos hemos alimentado de su música y escuchado sus canciones como regalos del alma, estamos comprometidos desde el lugar que nos toque a producir un hecho creativo en su memoria.”

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