Entrevista: Luis Mojoli & Hernán Osuna
Foto portada: Facu Súarez
Tomy Sainz es uno de los bateristas más sólidos y respetados de la nueva generación argentina. Con una carrera de inicio prematuro (Tomás grabó su primer disco a los 11 años) el joven baterista dio el salto -luego de años con Javier Malosetti y Huevo, su anterior proyecto musical- hacia otros territorios musicales: en la actualidad es el baterista de Ca7riel, uno de los referentes de la nueva escena musical argentina actual junto a Wos, otro de los artistas con los que está tocando.
Después de un demandante tour europeo que lo llevó a recorrer distintos países junto a ambos artistas durante un mes y medio, Tomy Sainz no detiene su ritmo: continúa presentándose a dúo con Pablo González, tiene agendado una serie de shows con el eximio guitarrista norteamericano Wayne Krantz y planea editar canciones propias. Esto es lo que le decía a REC Or Play:
¿Cuál es tu enfoque a la hora de trabajar con artistas como Ca7riel, Wos y otros?
Los artistas y músicos con los que estoy tocando son un poco más jóvenes. Me gusta profundizar con otros estilos y en la práctica del instrumento. Camuflarse ahí y meter alguna música más vieja, melodías, acordes, estilos, inclusive estéticas. Que no sea lo que se supone que tiene que sonar. Eso me parece interesante.
Foto: Maia Alcire
¿Por qué te decidiste a tocar la batería? ¿Qué te impulsó?
Crecí en un ambiente de músicos. Había un cuartito al fondo de mi casa donde mi papá daba clases. Él es bajista, pero también toca el teclado y la guitarra. Por otro lado, mi mamá trabaja en la industria de la música. Siempre hubo una guitarra criolla ahí en el sillón para tenerla cerca y estar familiarizado desde un principio. Es imposible no enamorarte de eso si estás ahí desde chiquito, porque el arte te atrapa. La verdad no sé porque empecé a tocar la batería. Mi viejo no es batero, pero fui a shows y ensayos y estuve ahí siempre presente en situaciones donde había baterías. Él siempre cuenta que yo imitaba los ritmos; como que él tocaba algo y yo lo imitaba en la mesa. Tocaba con tarros. Después me compraron una de juguete.
Luego llegó tu primera batería.
Sí. En una época mi viejo tocaba con Marcelo Novati (Baglietto, Spinetta, Juanes). Es un capo, ahora vive en España. Él tenía una batería CAF súper rústica que estaba en desuso. En casa sabían que yo quería una y para mi cumpleaños número 6 me la armaron mientras estaba durmiendo. Cuando me levanté al otro día y vi una batería no lo podía creer. Por otro lado, mi viejo era íntimo amigo del Tuerto Wirtz también. Todavía tengo los platillos que él rompía. Así arranqué, me volví loco, no paraba y tocaba con temas de The Beatles. Otra cosa muy importante es que con mi hermano Félix, que es unos años menor que yo, jugábamos y hacíamos como que tocábamos en una banda. Eso fue muy importante, marcó una diferencia. Ahí entré con todo; poníamos discos y con él simulábamos que tocábamos arriba.
¿Qué bateristas y qué bandas te influenciaron en la infancia?
Los Beatles, a full. La realidad es que me dediqué a la batería, pero también toco la guitarra. Es más, ahora si tengo un rato libre quizás me pongo con la guitarra y no con la batería. De chiquito también me pasaba, después sí me enloquecí con la batería. Después empecé a escuchar cosas más rockeras. Me acuerdo que mi papá me mostraba discos de Deep Purple, como Burn (1974). También me volví loco de chico con Randy Ebright, el baterista de Molotov. Por supuesto que también escuchaba algunas cosas que también escuchaban mi papá y mamá. Pero después empecé con el álbum Poder Latino de A.N.I.M.A.L, Korn, Limp Bizkit, toda la música de fines de los noventa y principios del 2000. Y el baterista que me revolucionó la mente a esa edad fue Joey Jordison, quien tocaba en Slipknot. Fue mi héroe unos años.
¿De qué manera se dio tu evolución con la batería? ¿Tomaste clases de manera formal?
Comencé armando bandas con amigos del colegio. Eso fue clave, ahí aprendí todo: el diálogo, ensayar, el hecho de no practicar solo y todo lo que demanda aprender una canción; no confundirte, que suene bien; la cuestión de tocar en función de lo que está pasando alrededor, los volúmenes, la dinámica.
Luego tomaste clases con Jorge Araujo, ¿no?
Sí, Araujo fue mi profe de batería. Él me agarró a los 15 y me enseñó de verdad todo sobre la batería, una cosa más seria. Fui varios años con él y eso implicaba ir desde Florida hasta Palermo en bondi. Me hizo muy bien, me ordenó bastante. Él en ese momento todavía estaba con Divididos, así que algunas veces no podía dar clase porque tenía que irse de gira. En ese momento la batería estaba en otro lugar en cuanto a la importancia dentro de la industria: había más eventos y clínicas de baterías. Yo participé en varias clínicas de Solidrums e Istanbul, que es la marca de platillos que utilizo.
¿Cómo viviste la experiencia de girar por Europa con Ca7riel y con Wos?
Eso estuvo muy bueno. Desde el verano que estoy tocando en simultáneo con ambos. Son dos proyectos importantes en cuanto la relevancia y lo que plantean. Se viene dando que coincide la agenda y puedo unir ambas cosas. En Europa pude hacer todo junto, fue como un mes y medio en el que estuve moviéndome de acá para allá. Durante el primer show y el último de la gira coincidimos en festivales en los que cuales toqué con los dos. Fue muy divertido, porque somos todos amigos con los músicos, el equipo y los técnicos. Después giré mucho con Ca7riel y con Paco Amoroso. Fuimos a Alemania, a lugares re locos de España y en el medio estuvimos produciendo en estudios. Así que fue todo muy dinámico.
Tomy Sainz junto a Wos y Evlay (Facundo Yalve)
¿Qué mirada tenés de la relación del público europeo con los artistas argentinos?
Wos es un proyecto enorme, donde vamos siempre hay un montón de gente que se sabe desde el primer al último tema del show. Eso es hermoso. Con “Cato” tengo una relación de antes, hicimos un disco en la pandemia. Fue re loco llegar a Europa y enterarnos que los jazzeros de allá lo escuchan. Íbamos a las jams y tocaban un tema del disco. Increíble. Pensar que hicimos un disco en la pandemia en este cuartito, terminamos nominados a los Grammy, recorrimos Madrid… Luego tocamos con Ca7riel y Paco en Jaén, una ciudad más al sur. Era un festival chico en donde también tocaba Bizarrap. Fue muy divertido. Era de los primeros shows con el grupo más ampliado de Ca7riel, porque ahora está junto a Paco Amoroso y hacen temas de los dos. Después tocamos en Berlín y Múnich: había mucho público argentino y fue muy divertido. Más tarde nos presentamos con Wos en un festival muy grande en Bilbao donde también estaba Nathy Peluso y muchas bandas norteamericanas en el line up. Luego coincidimos con Wos y Ca7riel en Barcelona. Y en el medio de todo eso se fueron dando algunas producciones.
O sea que notaste la conexión con el público en Europa.
Sí, en España la gente está re atenta a lo que pasa en Argentina. Me dio la sensación que le dan mucha bola al rock nacional allá, por más que esto no sea rock nacional. Les decís “Argentina” y entran, escuchan, dan bola. Sobre todo, en lo referente a la música nueva: Wos, Ca7riel, Bándalos Chinos, Nicki Nicole, Duki, etcétera. Es un gran momento para la música joven argentina.
Hablemos sobre tus últimas producciones y discos grabados. Grabaste con Ca7riel, con Wos y con Trueno. Contame más, por favor.
Con Ca7riel hicimos un disco, producido por los 2, que fue grabado casi todo acá. Se llama El Disko y lo hicimos los dos durante la pandemia: tocamos ambos dos, no hay invitados, nada. Facundo Yalve produjo dos canciones y mezclo otras 2, y Nico Cotton hizo la mezcla del resto. También grabé dos baterías en MCL Records. Pero el resto se gestó todo acá en casa, mucho con la compu y mucho MIDI. Fue todo un mundo nuevo que yo no conocía.
A Wos lo conocías desde la época de Huevo, ¿cierto?
Claro, él cantó un tema en uno de nuestros discos. Yo no lo conocía, ya era re famoso, pero tenías que ser muy del mundo del freestyle para saber quién era. Luego todo explotó y se hizo mucho más conocido. En fin, con Wos grabé el track “Que se mejoren” en su último álbum. Es una canción rockera que está buenísima, tiene algo de Molotov y de nu metal. Me sentí re cómodo tocando eso. Con Trueno grabé dos canciones, es un capo también.
Estás girando constantemente y con mucha actividad. ¿De qué manera te mantenés saludable para afrontar el compromiso de las giras? ¿Algún consejo en cuanto a alimentación o actividad física?
Hubo un momento en el que entendí que hay que estar bien, comer bien, sentirse bien y liviano. En las primeras giras largas volvía hecho bolsa, con la espalda rota de cargar la mochila toda pesada. De a poco fui entendiendo cómo viajar más cómodo. Hacer yoga me cambió la vida también.
Así que complementás la batería con el yoga.
Sí, además también juego al fútbol. Actualmente no practico mucho con la batería, pero sí entreno mucho, entonces después me siento a tocar y no me canso.
¿Qué equipamiento llevás para las giras? Obviamente está claro que se utiliza el backline de cada lugar en específico…
Claro, como viajamos mucho yo no llevo mis baterías. Sí voy con mis platillos Istambul Mehmet, que son de Turquía. A veces llevo mi pedal DW 9000 y un tambor Yamaha de aluminio súper livianito. Acá en Argentina tengo baterías Solidrums nacionales que me gustan mucho. Ahora vamos a hacer dos estadios de Argentinos Juniors con Wos y voy a ir con una batería Solidrums. con Walter, su dueño, tengo un vínculo de muchos años. Le debo mucho a él. Jorge Araujo nos presentó y Walter me puso a tocar en un festival de bateristas cuando yo tenía 18 o 19 años. Me cambió la vida. Estaban Oscar Giunta, Gabriel Pedernera, Pablo González.
Foto: Pope
Tu hi hat es enorme. ¿Son dos crashes con agujeros, en realidad? ¿De cuántas pulgadas?
Sí, son dos crashes. Uno de 18’ y otro de 19´. Ambos son Istambul Mehmet, son artesanales y hechos a mano. Tienen un audio increíble y son muy inspiradores.
Muchas veces cuando se habla de técnica, no se habla del grip. ¿Qué ejercicios o qué consejos podrías dar para mantener un grip relajado?
Con respecto al grip, cada vez me doy más cuenta de que no hay una manera sino un montón de maneras distintas y que lógicamente cambian según la persona, por las historias de cada uno, la anatomía, por el seteo del tambor y la batería. Yo en su momento estudié bastante con Sebastián Hoyos, que es un profe con el cual nos enfocamos muchísimo en la técnica Moeller. Además trabajamos dedos, con Jorge Araujo también, pero desde otro lugar. Con Seba Hoyos vimos puntualmente los rudimentos y el tambor. Estudié dos o tres años con él y me hizo muy bien, me cambió mucho la manera de tocar. Después seguí investigando por mi cuenta y la verdad es que ahora tengo una mezcla de todo lo que fui atravesando. No sé si tengo una técnica puntual, sino una mezcla de todo lo que fui probando. Y me siento cómodo, siento que fui destrabando situaciones.
El trap en la batería generalmente requiere un muy buen dominio del 2 y 2 para hacer esos “rulos” electrónicos en el hi hat. ¿Algún consejo para mejorar este rudimento?
Hay un montón de ejercicios, es uno de los rudimentos más famosos. Siempre recuerdo uno que me enseñó Jorge Araujo. Acá se lo adjunto en una imagen:
Los shows de Ca7riel son mucho más rockeros, en cambio en las grabaciones predominan más los beats electrónicos. ¿Cómo adaptás tu set para el formato en vivo?
Los conciertos con Ca7riel son muchísimo más rockeros y más acústicos también, porque hay instrumentos que no forman parte del disco. La mayoría es MIDI o samples; eso era parte de la estética que queríamos lograr ahí y fue todo un desafío ver cómo llevarlos al vivo. Pero se logró y se reversionó: no se busca sonar igual, sino llevar la música a otro nivel, más humano y de interacción. Es una música muy divertida para tocar y siento que la respuesta que hay es buenísima.
Actualmente se da una mayor preponderancia de la parte tecnológica, de los beats, samples y el uso de la computadora, que muchas veces, hacen parecer que los instrumentos queden en un segundo plano. ¿Cuál es tu mirada sobre el uso de la tecnología en la música?
La computadora y todo el mundo tecnológico es un instrumento más para mí. Está bueno aprender y hay millones de posibilidades ahí que no existen en otro lugar. Es divertido, pero sí, es una situación rara que los instrumentos a veces queden en un segundo plano. Lo que pasó últimamente es que quizás hay artistas famosos que llaman a músicos de jazz o instrumentistas muy elevados en su instrumento. Por ahí se da el fenómeno de artistas de trap haciendo giras con músicos de jazz en el grupo. Se mezclan ambos mundos.
¿Qué cosas te llamaron la atención en tus últimas giras europeas?
No sé si tanto la parte artística, sino en las cuestiones referentes a la técnica de los shows, la organización, el profesionalismo en cada festival… Lo ves a The Strokes bajar al lado tuyo en una combi, con todo organizado, con unos estuches increíbles y decís “Wow, mirá eso”. En cuanto a lo musical me llamó la atención el nivel instrumental que manejan en España. Vi gente muy grosa tocando en las jams.
Hablemos sobre tus proyectos actuales.
Ahora estoy con mucha proyección con Wos y Ca7riel y tengo algunos proyectos paralelos. Estoy tocando con Wayne Krantz, un guitarrista estadounidense increíble con el que tenemos muchas fechas. También tenemos un dúo con Pablo González. Un trío de jazz que se llama Sacrum, con Marti Varela y Javier Burin. Por otro lado, hay música mía que quedó en pausa y que la voy a sacar en algún momento. Seguramente haga más música con Ca7riel, porque es alguien que banco mucho y me identifico mucho con su búsqueda. Es re loco que el disco que hicimos acá haya estado nominado para los Grammy y haya ganado un Gardel. Estar en la terna junto con Rosalía es una locura, porque es algo que hicimos acá en casa. Me gustó haber quedado nominados con un disco así que quizás tiene una línea de bajo muy a lo Stevie Wonder que por ahí el público escucha y ni sabe quién es Wonder. Me gusta meter algo de ese contenido ahí.
Foto: Manuel Waldman
¿Cuál fue tu primera grabación en un estudio?
La primera vez grabé a los 11 años en un estudio re groso cuyo nombre no recuerdo. Era un disco rarísimo para el club Rosario Central; eran cosas re locas que grabé con mi viejo, con Fito Páez, con Baglietto. Lo tengo e incluso está en YouTube. Esa fue mi primera grabación profesional, en 1999. Ahí arranqué y después con mis bandas grabé en MCL Records millones de veces. El Tano Bonadío, su dueño, es un amigo. Más tarde grabé con Malosetti en la Diosa Salvaje, el estudio de Spinetta. También en San Luis, en Calafate y otros lados.
¿Qué diferencias hay entre la configuración de la batería en estudio y en vivo?
Para el estudio hay que adaptarse a lo que suene mejor. Por ejemplo, quizás en una canción se capta mejor la toma si le sacás el tom. Capaz resuena un armónico y decís: “Ya fue, saquémoslo”. Me adapto a lo que mejor quede para la grabación. Para mi el set va nunca va a a ser el mismo en los vivos. Por suerte ahora me pude equipar y tengo varias opciones dependiendo la situación. Así elijo tal o cual platillo o tambor. Antes medio que me arreglaba con lo que había.
Puntualicemos entre las diferencias de grabar en estudio y en formato casero.
Mirá, todo depende de la música que vaya a grabar, porque quizás después termina el audio reemplazado por algo MIDI y ni te das cuenta. Lo comprobé varias veces ya: con lo de Ca7riel, con Wos. Para mí, el aprendizaje pasa por entender que no necesariamente hay que apuntar a algo que suene HD y con la mejor calidad del mundo para que sea lindo. Hay música que está buenísima, que no apunta a sonar como si estuviese grabada en un lugar gigante con una orquesta y con el mejor de los micrófonos del mundo. No es tan necesario. Obvio que si querés está bárbaro. Se abrió mucho el juego, no creo que haya una sola manera de hacer las cosas. Ahora se integró más al artista en el proceso de grabación.
Foto: Pedro Negri
Acaba de salir la Sesión sobre Ruedas de Wos. ¿Qué sentiste al tocar en un bus de gira en movimiento? ¿Qué tal la experiencia?
Fue una aventura muy divertida. Se armó un set Solidrums muy chiquito y había que tocar un beat a lo James Brown, pero a la vez rapera. Quedo buenísimo y estoy muy contento de haber participado.
