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Jairo: "El artista es alguien que vive en un aprendizaje permanente"

Jairo

Entrevista: Luis Mojoli

Jairo, quien el jueves 11 de marzo formó parte del cumpleaños número 100 de Astor Piazzolla que se festejó en el Teatro Colón con un concierto de Escalandrum, dio a conocer una nueva versión de “Milonga del Trovador” compartida con Abel Pintos y el grupo rockero Eruca Sativa, que integrará su inminente próximo disco Cincuenta años de música.

La “Milonga del Trovador”, obra que el bandoneonista compuso junto a Horacio Ferrer como parte de un repertorio para Jairo en 1981, es desde entonces, un clásico en la privilegiada voz del artista cordobés, de 71 años. Con esa pieza, el intérprete empieza a anticipar Cincuenta años de música, un álbum producido por Lito Vitale que publicará en abril y que reunirá otros éxitos de su larga trayectoria en la que grabó cerca de 800 canciones en cinco idiomas diferentes.

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La placa celebratoria de ese andar también reúne a Luciano Pereyra en “Caballo Loco”, Lisandro Aristimuño y Juan Carlos Baglietto en “Había una vez”, Víctor Heredia y León Gieco en “Milagro en el Bar Unión”. Además, participan otras figuras de renombre como Pedro Aznar, Raly Barrionuevo, Elena Roger, Escalandrum, Nahuel Pennisi y Marcela Morelo.

Antes del lanzamiento, charlamos en exclusiva con Mario Rubén González Pierotti – según figura en el DNI de Jairo- sobre cómo un joven oriundo de Cruz del Eje, armó el bolso, tomó su guitarra y salió a conquistar el mundo con su voz, logrando una carrera que ya lleva medio siglo e incluye 50 discos, 35 en castellano y 15 en francés.

¿Cuáles fueron tus primeras canciones? ¿Es verdad que empezaste cantando en un grupo de rock?
Mis primeras canciones fueron las que grabé cuando tenía 15 años. En una de ellas había una frase que, aunque lo mío entonces era modesto y mi carrera real empezaría recién cinco años después, resultaría premonitoria. Decía: “Todo es posible en la vida”. Lo del grupo de rock es cierto. Fue la primera banda de ese estilo en el norte de Córdoba. El nombre era The Twisters Boys. Yo tenía trece años y a pesar de mi inexperiencia (o quizás por eso) lo disfruté mucho.

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¿Qué recuerdos te trae La Escala Musical?
Fue mi primer “desembarco” en Buenos Aires. Varios de los artistas fijos del programa de ese año hicimos carrera después: Sandro (con Los de Fuego), Lito Nebbia (Los Gatos Salvajes), Los Shakers, con los hermanos Fattoruso a la cabeza, y también cantó por primera vez en la tele Luis Alberto Spinetta. Fue la experiencia más interesante de mi primera aventura porteña. Era como ir a la escuela. Siempre aprendías algo nuevo.

En este 50 aniversario con la música, si tuvieras que elegir un disco y un show que te represente, ¿cuáles serían?
Imposible elegir un solo disco. Mencionaría tres: Morir enamorado, porque contiene grandes éxitos como la canción que da el título al álbum, ""Nuestro amor será un himno", "Nos verán llegar", "Milonga del trovador", etc. También me gusta mucho el disco que grabé con poemas de Jorge Luis Borges, porque me permitió conocer al poeta, que es, a mi modesto entender, el punto más alto de nuestra cultura. Y en el tercer lugar ubicaría dos álbumes: Los enamorados y Balacera, porque resumen la esencia de mi prolongado trabajo en colaboración con el querido y admirado Daniel Salzano.
En cuanto a los shows, puesto a elegir, destacaría los que hice en el Teatro Bataclán de París, por lo novedoso de su puesta en escena y por el repertorio elegido. Fue un gran éxito. Era una semana de actuaciones, pero empezaron a agregar funciones y terminamos haciendo 24.

A pesar de la pandemia, comenzaste a full tu 50º aniversario con la música. Un primer disco grabado y varios videos, uno con Luciano Pereyra y el otro con Eruca Sativa y Abel Pintos. Además de Aristimuño y Baglietto, Gieco y Víctor Heredia, Nahuel Pennisi y Pedro Aznar, Marcela Morelo, Raly Barrionuevo, Elena Roger, Escalandrum y tus hijos. ¿Cómo surgió la idea de hacer participar a músicos de rock de otras generaciones y en qué te basaste para hacer la elección de los temas, cantantes y músicos?
La elección del repertorio fue decisiva para que pudiéramos ver a quién o a quiénes llamar y proponerles acompañarme en esta aventura. Con Lito Vitale, que es el productor del disco, en ese momento no pensamos si se trataba de artistas de tal o cuál estilo o si pertenecían a generaciones distintas. Lo que importaba era que la mixtura canción-intérprete apareciera sobre el papel como la mejor. Así se fue armando el disco. Dicho de este modo puede parecer simple, pero dada la notoriedad de los artistas convocados y sus agendas de trabajo, no lo es.

¿Qué destacarías de tu relación artística y compositiva con María Elena Walsh?
A María Elena la conocí casi en el inicio de mi carrera, en 1972. Hacía dos años que yo vivía en Madrid y en un breve viaje a Buenos Aires nos encontramos en la Editorial Lagos, donde charlamos mucho y de todo. Me dijo que pensaba radicarse un tiempo en Europa y quedamos en vernos allí cuando eso ocurriera. Yo tenía una gran admiración por ella, y cuando tuve la oportunidad de verla con frecuencia y de trabajar juntos en algunas canciones, (entre ellas, “El valle y el volcán”), esa admiración se potenció. Recuerdo una dedicatoria que me escribió en uno de sus libros: “Para Jairo, el más hermano, el más cantor, el más amigo”. Sigue estando presente en todo lo que hago. Una mujer inolvidable.

¿Cómo viviste los 100 años de Piazzolla en el Colón? ¿Qué significó Piazzolla para tu vida con la música?
Astor Piazzolla es una de las personalidades argentinas más universales. Su música lo es. Que se celebrara el centenario de su nacimiento como se hizo, me pareció un acto de justicia. Ese día canté en el Colón, invitado por Pipi Piazzolla, su nieto, que es un gran músico, y Escalandrum, la formación de la que es el baterista. Sentí una gran emoción por cantar otra vez en el Colón y por hacerlo esta vez de la mano de la música de Astor, a quien conocí en 1979 y con quien mantuve, desde entonces, una excelente relación hecha de momentos extraordinarios en lo personal y en lo profesional. El artista es alguien que vive en un aprendizaje permanente, pero si además ese aprendizaje lo hace junto a músicos como Piazzolla, es un privilegio.

Con Piazzolla

Con Astor Piazzolla

¿Qué recuerdos te trae la casa de los Pons en Paris, lugar donde se juntaban con Atahualpa Yupanqui, Piazzolla, Amelita Baltar y tantos otros grandes artistas?
La casa de Los Pons (Jacqueline y José) era un lugar en que eran muy frecuentes los encuentros de los artistas argentinos que vivíamos en Francia y de los que pasaban por la ciudad. Creo que mientras esto sucedía no dimensionábamos en su verdadera magnitud lo que representaban entonces esas reuniones y, mucho menos, la importancia que adquirirían con el paso de los años. Un gran abanico de las distintas expresiones culturales de Argentina pasó por esa casa de la rue Descartes.

Con Yupanqui

Jairo, con Atahualpa Yupanqui

Tuviste como productores a dos grandes músicos como Pedro Aznar y Lito Vitale. ¿Qué destacarías de ellos como productores?
Tanto Pedro como Lito tienen una manera diferente de hacer música en la Argentina. Además de ser dos excelentes multi instrumentistas, los une su ductilidad, su enorme capacidad de trabajo, su nivel de autoexigencia, su profesionalismo y su talento. Pedro fue el productor de Cielos, que fue para mí el disco de la reinserción cuando volví a vivir en la Argentina, y Lito el de este trabajo, que tiene características de celebración y se edita en estos días.

¿Si tuvieras que hacer un disco de rock, qué canciones elegirías para cantar?
Pienso que Pedro o Lito serían los productores ideales para un disco así. Conocen el estilo mucho mejor que yo, incluyendo el repertorio, y también me conocen muy bien a mí. A partir de ese razonamiento, la selección de las canciones, que son abundantes, en cantidad y en calidad, sería una tarea muy ardua en la que ellos podrían orientarme perfectamente.

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¿Cómo fue tu primer encuentro con Atahualpa Yupanqui y con Astor Piazzolla?
Mi primer encuentro con Atahualpa Yupanqui fue muy especial. Creo que más que interesarse por lo que cantaba o por como lo hacía, lo que le llamó la atención era el lugar de donde yo venía. Él, como otros artistas, tenía una gran querencia con el norte cordobés, fue allí en donde construyó Agua Escondida, su casa del Cerro Colorado, allí era muy feliz y también es el lugar donde reposan sus restos. En cuanto a Astor, lo conocí en 1979, en el programa inaugural de un ciclo de los Almuerzos de Mirtha Legrand. Recuerdo que en esa mesa estaba también un jovencísimo Diego Maradona. Era la primera vez que yo participaba en un programa de esas características, y eso, sumado a mi timidez, hizo que me resultara difícil hablar de mis recientes logros personales. Y fue Piazzolla, que vivía en París, quien contó detalles de mi buen momento en Francia. A partir de entonces nos hicimos buenos amigos, y esa amistad se extendió hasta su fallecimiento, en 1992.
 

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Jairo, con Maradona y Piazzolla, almorzando con Mirtha Legrand (1979)

Mercedes Sosa decía que eras la mejor voz de Argentina y el periódico francés Le Monde te definió como “el mejor cantante del mundo” ¿Qué sentís ante los grandes halagos de Mercedes y del mundo?
Me halaga mucho, a quién no, pero pienso que en ambos casos fueron comentarios demasiado generosos conmigo.

Hay una foto que cada vez que la veo pienso “¡Argentina!”. Me refiero a una imagen donde estás con Piazzolla y Maradona. ¿Qué recuerdos tenés de ese momento histórico para la memoria de los argentinos?
Esa foto es en el estadio Parc des Princes, de París. Ese día Maradona jugó con Boca su primer partido en Europa. Fue en 1981. A pedido de los organizadores yo di el puntapié inicial del partido y Astor, que no era muy amante del fútbol, pero estaba impresionado por el fenómeno Maradona, me acompañó al estadio. Es una foto muy entrañable para mí.

Piazzolla, Maradona, Jairo

De Izq a der: Piazzolla, Maradona y Jairo (1981)

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